lunes, 5 de enero de 2009

Russ Meyer o la excelencia mamaria

Hoy toca hablar de tetas, o lo que es lo mismo, de Russ Meyer.


Si esto no sube las visitas de este blog...

¿Pero cómo llega uno a Russ Meyer, director americano adscribible al sexploitation y al soft?
La respuesta es sencilla: Tarantino, uno de los supuestos enfants terribles del cine norteamericano actual y uno de mis directores favoritos. Hasta ahora.
¿Qué es lo que ha hecho Tarantino recientemente que me ha llevado a albergar cierto escepticismo hacia su obra?
Nada.
Pero esperad, dejad que me explique...
Leí hace no mucho que estaba entre sus planes dirigir un remake de Faster Pussycat! Kill! Kill!
Hasta ese momento no tenía ni idea de quién era este tipo, sólo lo asociaba vagamente a mujeres de pechos imponentes. Nunca había visto ni una película suya, de forma que no tenía muy claro qué debía haber visto Tarantino en ese cine.
Al poco se estrenó Death Proof, y por ahí se comentaba que el referente de Tarantino había sido aquel cine de mujeres pechugonas y guerreras que no podía evitar relacionar con la obra de Crumb, el artista de cómic urderground que participa de un similar contexto cultural que Meyer.
Pero me olvidé del tema.
Hasta hace unos días en que un amigo me comentó algo de una película que empezaba con una orgía donde Adolf Hitler gozaba con tres portentosas mancebas mientras cantaba una canción nacionalsocialista y era azotado por un "español", en realidad un pobre tipo disfrazado de puritano.
Era una película de Russ Meyer, Up!
Poco tardé en verla.
El argumento parecía una simple y delirante excusa para exhibir carne de forma más que generosa: Adolf Schwartz (clara parodia de Hitler) había sido asesinado en su bañera mientras leía el periódico. El asesino, oculto tras una máscara de sm. El arma, una piraña. ¿Un thriller de investigación? Para nada, sólo el hilo argumental que aporta "coherencia" a una serie de episodios constituídos por un polvo detrás de otro.
Caspa y sexo, un poco en la línea del cine español de destape por poner un referente próximo con el que se podría efectuar algún paralelismo. Pero con notables diferencias:

- A diferencia de aquel rancio cine español, heredero de una castradora dictadura de base católica, el cine de Meyer contempla el sexo sin prejuicio alguno, con una libertad que hoy en día puede incluso resultar chocante y que entroncaría directamente con el ambiente de vanguardia intelectual que se vivía por aquel entonces en ciertos puntos de los USA (movimientos pro-derechos civiles, el cambio en la percepción de la realidad que suponen las drogas, el impacto de la música como elemento difusor de las nuevas actitudes, etc.)
- El sexo contemplado como gozo, donde la mujer es el eje vertebrador que desplaza a un hombre que poco o nada tiene que ver con el cine porno actual; tipos insulsos nada más compararlos con ellas, que a menudo marcan hacia dónde se dirigirá la acción aun cayendo en ciertos clichés que contradicen ese papel principal que detentan.
Así, ellas, ya de buen principio, presentan una exuberancia como elemento aparente innegable (me siento tentado de sacar el tema de la uber-frau); sus personajes, a diferencia del de los hombres, poseen matices que no sólo las hacen destacar, sino que ponen en evidencia la insulsez de los personajes masculinos; ellas nos caen bien, a diferencia de ellos, planos, mezquinos, estúpidos, primarios y violentos.
- Porque la violencia es un elemento a considerar en este cine. La ejercida por el hombre sobre la mujer. Up! es un ejemplo paradigmático, al contar con una escena de violación cuya crudeza es innegable. Violencia que en sus múltiples manifestaciones la mujer recibe y que, en última instancia, devuelve en el ya clásico ojo por ojo. Volvamos aquí al sr. Tarantino: en Death Proof es evidente cómo las mujeres acaban vengándose de un conductor psicópata brillantemente interpretado por Kurt Russell. ¿Y quién no recuerda a la fantástica novia interpretada por Uma Thurman en Kill Bill?
- Y para acabar, el cine de Meyer es de un surrealismo aplastante. Aparte de las apariciones de "Hitler"en Up!, una de las escenas finales nos muestra a dos de las protagonistas, desnudas, persiguiéndose por un bosque; la una, Eva Braun Jr. (!) persigue a la otra, Margo Winchester (!!), con el ánimo de acabar con su vida mientras ambas discuten, a gritos, sobre los bandos contendientes en la Segunda Guerra Mundial. Delirante.
Considerando lo anterior, uno no puede extrañarse al leer que el cine de Meyer puede definirse en cierto sentido como feminista.

Ahora bien, volvamos a Tarantino otra vez. Aquí os formulo una pregunta, con ánimo de comprobar cómo estáis de memoria: ¿Cuántas escenas de sexo contiene la obra de este director?
¿Ya?
Bueno, a riesgo de equivocarme, yo sólo puedo recordar una bastante lamentable en Jackie Brown. El cunnilingus fuera de plano en Pulp Fiction. Y un montón de diálogos, como la discusión en torno a Like a Virgin de Madonna en Reservoir Dogs.
¿Alguien se acuerda de alguna más?
O sea, que mucho rajar pero al final nah de nah. Típico.
Fuera bromas, ¿no es acaso indicativo de algo? Como también lo es, a mi modo de ver las cosas, que sea la violencia el elemento al que Tarantino vuelve una y otra vez en su cine. Violencia. Sí, los EUA siempre han sido un país violento. ¿Pero qué hay del sexo? Meyer lo coloca en primera línea en sus películas y creo que los EUA son el principal productor de porno a nivel mundial, por mucho que el puritanismo de antaño siga vigente.
¿Es acaso Tarantino un producto inconsciente del "ser" americano? No lo creo, si bien me cuesta concebir el hecho de que Tarantino sea capaz de llegar al grado de transgresión de que era capaz Meyer en los sesentas y setentas. Después de todo, el cine mainstream yanki se encuentra fuertemente limitado por lo que respecta a su potencialidad transgresora (pensad quién está detrás de las grandes productoras), y a menudo es en el cine de corte independiente donde podemos hallar voces críticas.
¿Pretende Tarantino homenajear el cine del que bebe cuando no respeta el espíritu original de esas películas? ¿O más bien acaba su cine siendo pura pose y forma?

2 comentarios:

Gonzalo A. Aneas dijo...

Comencé a leer El Asco anoche... y aun estoy en shock xd

Hator dijo...

Bueno, espero que el shock sea de gusto y no de asco, heh.