lunes, 29 de diciembre de 2008

Reclusión

Cuatro.
Los días que restan para mi regreso a Palma.
¿Para cuándo el tres?
Aquí el transcurrir del tiempo merecería un estudio específico desde la física cuántica.

En el lado positivo no uno sino tres han sido los relatos que he traducido de Angela Carter (La niña de las nieves, El hombre lobo y La compañía de los lobos). De momento son borradores que esperan ser adaptados, pero reconozco que ya estoy satisfecho.

Por otro lado, he aprovechado para retomar La Cicatriz, de China Miéville, que desde finales del verano lo tenía un poco olvidado. Y ya está a punto de caer. Una grata sorpresa que espero poder comentaros en breve, aunque me ha servido para bajar al autor del altar en que lo había encumbrado.

Imaginaos lo mal que tengo que estar que, de entre todo el material que espera su turno de lectura (por cierto, ya he abierto las cajas que envié a casa de mis padres, mi madre está que se sube por las paredes) me he decidido por la última novela gráfica de Bryan Talbot, Alice in Sunderland. 300 páginas en las que el autor revisa la historia de esta población de la costa noreste de Inglaterra y analiza su influencia en la configuración de una obra literaria que impregna gran parte de la cultura occidental, Alicia en el País de las Maravillas. Sí, puede sonar pretencioso (él mismo no lo niega), pero es una de las lecturas más apasionantes en cómic que he tenido ocasión de disfrutar recientemente, lo cual ya es de por sí todo un mérito habida cuenta de la aparente aridez del tema. Ahora bien, por encima del exhaustivo estudio histórico que encierra la obra, Talbot aprovecha para exponer sus ideas sobre otros temas, de calado más universal, como la creación de los mitos o la dicotomía vida-muerte, desde una constante reflexión sobre el lenguaje del cómic. Y en su (divertido) juego con el metalenguaje Talbot nos ofrece la que creo que es una de sus mejores obras hasta el momento.

Y luego, por supuesto, puesta al día de pelis y series. Southland Tales ya ha caído, junto con la genial (y lo digo en serio) Repo Man. Sólo una parte de todo lo que espero poder comentaros por aquí a finales de semana (tengo difícil acceder a internet en La Roca).

domingo, 21 de diciembre de 2008

Promesas, promesas

Esta vez va en serio.
Haré todo lo posible por traerme de Menorca una traducción de un relato de Angela Carter, autora que ostenta aquí la medalla de "descatalogada" y que es una referencia bibliográfica indispensable para la literatura fantástica según los "expertos" en el género.
El libro que he elegido es "The Bloody Chamber" (La cámara sangrienta), y el relato en cuestión posiblemente sea uno de los tres que tienen a la figura del hombre lobo como protagonista...

Reducción y decepción

Algun@s de vosotr@s ya estaréis al día del trabajo de traducción que realizo en este momento, en algunas de mis horas muertas, a título personal y sin afán de lucro. Si bien toco varios palos, como aquel que dice, a quien le dedico más tiempo es a Byron por aquello que el trabajo es compartido con otra persona, y éso siempre garantiza un poco más de constancia y regularidad comparado con el trabajo individual.
Pero de lo que quería escribir aquí es de la mitificación y del reduccionismo.
Cuando empecé con Byron, apenas había leído nada suyo (la iniciativa de este trabajo fue de la otra persona). La información que de él tenía se limitaba a lo que había asimilado de fuentes indirectas, ya sea de ensayo como de ficción. Con este material construí al fantasma de Byron. Lo reduje. Y ahora, habiendo compartido su vida (al menos una porción de aquella que consideró oportuna legar en su producción literaria) Byron se presenta como lo que realmente fue. La persona.
¿Mitifiqué al hombre en ese proceso reduccionista? Creo que no, si bien sí que le atribuí cierto halo de autoridad y prestigio a un intelectual que había trabajado con este personaje (omitiré su nombre aquí). Hasta que este finde descubrí un hecho que pone en entredicho toda su valía como traductor así como otras cualidades más directamente referidas a su persona. Ese hecho consiste en atribuirse como propia una traducción realizada por otro autor (autora) cincuenta años atrás. Simplemente no podía créermelo, pero las evidencias eran clarísimas. Y ya véis, el tipo cuenta con una reputación intachable en el mundillo intelectual nacional. Pero lo más interesante, en mi opinión, es ese instante breve en el que me empeñé en negar lo innegable. Es curioso (e inquietante) como puede haber gente así, tan hábil en el uso de caretas, tan ducha en la manipulación de los demás.

Combo freaky

Este finde han caído dos pelis, Lobos humanos y Doomsday. Dos productos freakies que intentaré presentaros de la forma más breve posible.



Me acerqué a la primera con el respeto que me merecía en tanto que "clásico" del género de terror con licántropos. Y hay que reconocerle la originalidad de su historia, un envoltorio de investigación policial para un film de terror donde los lobos (canis lupus de toda la vida, nada de krinos mostrencos y parafernalia cambiante) son nativos norteamericanos que luchan por conservar sus territorios de caza en la mismísima Nueva York. Como también merece la pena destacar a nivel técnico la incorporación de la perspectiva subjetiva del predador, recurso que se popularizaría unos años después en Predator.
En la parte negativa el escaso desarrollo del trasfondo legendario que recibe aquí la figura del hombre lobo (paradójicamente otro de los aciertos), un guión poco coherente, unos diálogos típicos del género policial de la época (con los que te ríes, al fin y al cabo), unas interpretaciones mediocres (por mucho que Edward James Olmos nos regale una escena impagable) y un ritmo muy irregular.


Punkies escoceses antropófagos (su debilidad es la barbacoa del inglés)!!

Doomsday es otro cantar. Se trata de un pastiche donde casi cualquier género fantástico tiene cabida, si bien resulta evidente que el director, Neil Marshall (cuya opera prima es otra peli de hombres lobos, Dogs Soldiers) hace un homenaje a las dos películas de Carpenter protagonizadas por el carismático Serpiente Plisken. Aunque un homenaje así lo agradece casi cualquier fan, no estaría de más que tuviera algo más de chicha, sustancia, contenido o como lo queráis llamar, porque aquí desafortunadamente la cinta peca de vacuidad. Cierto que tiene algo de mala leche, pero se queda en los entrantes. Del guión mejor no hablamos (¿es que tiene?) pero lo que sí ha de reconocérsele es que posee un ritmo trepidante que no concede tregua al espectador. Sí, la peli es mala pero me lo pasé bien viéndola, que ya es algo, no?

Y para rematar el finde, me topo en uno de los canales locales con Un cuerpo en el bosque, peli protagonizada por la inigualable Rossy de Palma que sale haciendo de imperturbable guardia civil.
Lo dicho, un finde freaky, freaky...

sábado, 20 de diciembre de 2008

Su Majestad Minor



La última película del francés Jean-Jacques Annaud es, posiblemente, una de las propuestas más arriesgadas que se han podido ver en las carteleras de los últimos meses.
Ambientada en una isla del Egeo en una época que se nutre de realidad y mito a partes iguales, Su Majestad Minor es un alegato vitalista donde el sexo, deshinibido y carente de prejuicios, se constituye en elemento vertebrador de una trama centrada en el individuo y el sistema de relaciones que le unen a sus congéneres, cimentada en un guión inteligente que participa tanto del drama como del humor más surrealista.
En definitiva, un film divertido y valiente.

Pienso, luego amenazo

¿Para qué estamos aquí? Para alcanzar la realización personal.

Sin embargo, el reduccionismo impera por doquier. Sólo lo útil merece la pena ser conocido.

Por si no fuera poco, nos pasamos la vida construyendo paraísos artificiales.

Acabamos por creernos esas vanas ilusiones y acabamos viviendo en ellas.

Somos el tahur más idiota que ha visto el mundo.

Bienaventurados aquellos que no se reconocen en estas líneas, porque suya será la mayor de las dichas. Y quizás el reino de los cielos.

viernes, 19 de diciembre de 2008

El último y glorioso alzamiento

Hace tiempo, in the days of old, viví en Santander.
Era (y creo que sigue siéndolo) una ciudad bonita para el turista o el visitante ocasional, si bien para aquellos que vivíamos allí la percepción era ligeramente diferente. A las promenades, los cuidados jardines, las interminables playas, el recinto del Palacio de la Magdalena... se oponían las calles de edificios viejos (uno de ellos se vino abajo recientemente) del núcleo "antiguo" (que en el caso de Santander no lo es tanto, ya que la ciudad se incendió a finales del XIX después de que explotara un barco polvorín, el tristemente célebre Cabo Machichaco, que estaba anclado en su puerto) así como zonas deprimidas (en la parte alta y cerca de los antiguos astilleros). Y una de las cosas que sin duda alguna afeaban la plaza principal, al menos en mi opinión de zagal ignorante, era una estatua ecuestre de Franco.
Era una copia de las estatuas que en Valencia primero y en Madrid después se acabaron retirando, y la última que de semejante personaje restaba en pie en un espacio público nacional (con la excepción de Melilla, que todavía conserva al parecer una del dictador, si bien ya no es ecuestre sino pedestre).
Y si hablo en pasado es porque hoy, en el Público, la portada presentaba una foto de la susodicha, si bien en torno a ella unos obreros se afanaban por retirarla de su pedestal. Todavía cubierta por excrementos de palomas, tal como la recordaba que estaba hace catorce años.
Sin duda alguna ahora Santander presentará un aspecto más decente.

jueves, 18 de diciembre de 2008

El tren

De lunes a jueves cojo el tren para ir al trabajo. En un principio creía que ocho viajes semanales me darían para bastantes anécdotas que contar pero al poco comprobé que no iba a ser así. De hecho el trayecto, de unos quince minutos, sería de lo más aburrido si no lo aprovechara para leer o escuchar música.
Pero esta semana tuve suerte.
Llegué pronto como de costumbre a la estación intermodal de Palma. Y también como siempre me dirigí hacia el vagón de cabeza (al que llamaría locomotora si no fuera porque es igualito que el resto). Y cuando me disponía a entrar me di cuenta de que las puertas estaban bloqueadas. Extraño. El interior permanecía a oscuras, todos los neones apagados como corresponde al tren que todavía no ha abandonado el andén. Y entonces y para mi sorpresa, empecé a ver manos que salían por las ventanillas superiores. Aquello me recordó un poco los trenes que transportaban prisioneros a los campos de exterminio nazis en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente, "sólo" se trataba de unos pasajeros olvidados por el revisor y el conductor. No os extrañéis, estamos hablando del servicio ferroviario mallorquín...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sex Is Violence: Jane's Addiction said...


Pero al mismo tiempo es muchas otras cosas como Kinsey, un biólogo estadounidense, enseñó a sus conciudadanos a mediados del siglo pasado. Y es que Kinsey es una película que todo el mundo que tuviera el sexo como uno de sus inquietudes-barra-preocupaciones-barra-temas favoritos debería visionar.

¿Qué parte del cuerpo humano puede crecer hasta cien veces su tamaño?

El film, protagonizado por Liam Neeson (que demuestra que es un actor de más registros de los que generalmente se le atribuyen), nos cuenta de manera autobiográfica (si bien con algunas licencias) la vida de este profesor de universidad que pasó de realizar estudios estadísticos centrados en la avispa de la agalla a otros especializados en el sexo humano con la voluntad de paliar el enorme desconocimiento que del mismo se tenía en la sociedad norteamericana de su época.
Y es que Kinsey fue el producto lógico resultante de varios factores: una familia dominada por la figura paterna, un estricto pastor metodista; su labor como zoólogo, que le llevó a adoptar un método de trabajo de base estadística; y esa sociedad norteamericana a la que aludíamos, tremendamente ignorante aun en su franja de población con estudios, presa del prejuicio, convencional en su comportamiento y encorsetada por una moralidad de origen puritano.
La película, clásica en su ejecución a cargo del director Bill Condon (sí, lo sé, parece de chiste) es muy interesante como retrato de las concepciones que la sociedad norteamericana tenía del sexo en la primera mitad del siglo pasado, y de ella se puede inferir la conveniencia de una educación sexual sin los tabúes y prejuicios que determinadas superestructuras ideológicas suelen imponer: Por lo que a este caso se refiere, las desastrosas consecuencias que tuvo el puritanismo de los padres fundadores (aun presente en ese país, y con ello me refiero a nuestros tiempos y de forma manifiesta).
En definitiva, una peli recomendable en cualquier ámbito donde este tema haya sido objeto de una evidente condena por parte de la perversa labor del estamento eclesiástico en connivencia con la clase gobernante. ¿Os suena de algo?

Ah, por cierto, la respuesta a la pregunta de antes es...

... la pupila.

martes, 16 de diciembre de 2008

24 Hour Party People


Sexo, Drogas y Carcajadas.
Lo que se puede leer en la carátula del dvd.
No sé qué me llevó a pensar que necesitaba volver a ver esta peli...

24 Hour Party People es un film de Michael Winterbottom que trata sobre la movida musical de Manchester, desde finales de los 70 hasta los 90, de la mano de Tony Wilson, presentador del programa So It Goes de Granada TV y fundador del sello discográfico Factory que daría a conocer a míticos grupos como Joy Division (y futuros New Order tras el triste fallecimiento de su carismático cantante, Ian Curtis) o Happy Mondays.
La película, que participa del biopic, el pseudo-documental y el videoclip constituye el ejemplo perfecto de lo que podríamos definir como postmodernidad. Pero por encima de concepciones formales, 24 Hour Party People nos presenta una forma de entender la música que puede resultar cuanto menos peculiar hoy en día, malacostumbrados como estamos a toda esa ristra de triunfitos, artistas de la pose y el cante o no-muertos que viven de rentas, presentes en los mass media por doquier, publicitados hasta la saciedad, independientemente de las virtudes (por lo general escasas) de su música.
Y es que la música era la pasión de Tony Wilson, una pasión que le llevó a adoptar una serie de decisiones que, aunque probablemente no fueron las más sensatas desde un punto de vista mercantilista, reafirmaron su ideal, ese ideal que ponía la música por encima de concepciones más materialistas, equiparándola al Arte (así, en mayúsculas). Sí, todo muy bonito. Bendita inocencia. Benditas drogas.
La película, que había visto hace un par de años, volvió a sorprenderme. Cuenta con un ritmo excelente, al que contribuye la complicidad de un Tony Wilson (brillantemente interpretado por Steve Coogan) que no cesa de dirigirse al espectador. Es un vivo retrato de una época y un país (no nos quedemos en los suburbios de Manchester), por mucho que no podamos estar seguros al cien por cien de las anécdotas particulares protagonizadas por Wilson, sus socios de la Factory y sus grupos (sí, entre la verdad y la leyenda, yo también prefiero la segunda). Es una crónica de la música que salió de allí (aquí si os interesa el rollo disfrutaréis por partida doble de la peli). Es la historia de un ascenso y una caída. De cómo la el hombre, aunque topándose con la más cruda de las realidades, puede, en última instancia, refugiarse en el disfrute del momento y sobrevivir, aun a coste de su inocencia.
Un peliculón, vamos.

Tiempo muerto en el curro

Días extraños. Siguen. Disperso. Al igual que mis estudiantes me he relajado un poco. Mi preocupación por las clases ha dado paso a la que ahora siento por algunos de los alumnos a los que tutorizo de forma individual. Sinceramente, me parece una labor más interesante. Más útil en cierto sentido.
Aun así, esta laxitud me mata.
Odio este truco de magia egipcio: El del pollo al que han cortado la cabeza y sigue con sus andares erráticos. Me muero de ganas de que el mago se apiade y vuelva a situar la cabeza en el sitio que le corresponde.
Por lo demás el finde pasado flirteé con la luna y el mar, con Sirio y los tres magos, en un paisaje singular, roca sobre roca, en equilibrio precario, donde se insinuaban inquietantes presencias, moldeadas con pura oscuridad, que parecían jugar conmigo al escondite. Y aun en ese paisaje bañado por Selene, supe cerrar la caja de las perdiciones, sentir la sal que el viento llevaba consigo y desear, en aquella brillante noche, luz y calor. Pensé en mis antepasados; en agujeros de contrabando; en costas oscuras; en tabaco de pipa; en cecina, galletas y ginebra; en definitiva, en noches acaso similares a aquella. El arrebato. ¿He dicho ya que me las apañé para cerrar la caja negra? El calor de al menos unas ascuas, éso hubiera hecho completa mi dicha. Pero el sólo hecho de pensar en el fuego fue toda una hazaña de la que enorgullecerme. Sonreí, como sonrío ahora.
El resto del finde pasó sin pena ni gloria. Películas, sí, algunas hubo, de las que espero cuanto menos hacer una breve mención esta semana (al menos de las que valían la pena). Y poco más. Umm... Maldigo a los centauros. Quítales una meta y los tendrás a tu merced...

viernes, 12 de diciembre de 2008

Mujeres a las que amo con locura (II)


Janis Joplin

Time keeps movin´ on, friends they turn away
I keep movin´on, but I never found out why
I keep pushin´ so hard the dream
I keep tryin´ to make it right
to another lonely day

El triunfo (efímero) de los que siempre pierden

Que a todo el mundo le gustaría ser escuchado es evidente. Paradójicamente, a menudo tendemos a olvidarlo.
Que debemos descartar cualquier prejuicio parece ser otra de esas sentencias que probablemente se nos aparezca como "clara y verdadera", más en estos tiempos de tanta corrección (cuanto menos aparente). Curiosamente, también se nos suele pasar por alto.
Y para aquell@s que diariamente trabajamos con personas deberían ser dos ideas omnipresentes. Desafortunadamente no es así, como pude comprobar ayer, en el centro. La anécdota es omisible, no así las conclusiones que de ella se extraen.
Ayer mi condenado e irremisible idealismo no sólo salió bien parado ante mi otra mitad oscura, la de mi manifiesto pesimismo antropológico, sino que le ganó la partida y de calle. Y claro, se sentirá exultante durante unos días, o cuanto menos unas horas. Ya está bien ya, para variar.

martes, 9 de diciembre de 2008

Un link más

Mi Femme Fatale favorita ha retomado últimamente su posteo de forma más o menos regular. ¿Acaso no es una gran noticia?

Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Días extraños éstos. Y no, no es la peli de Ralph Fiennes, sino lo que me ha tocado en suerte esta última semana y pico. Días tristes. Días donde asoma la nostalgia. Pero al mismo tiempo, días inquietos, picor en los pies.
En mala hora descubro quiénes son Explosions in the Sky (la peor combinación cuando te encuentras en un andén solitario bajo la lluvia -qué bien sabe!-). Me indigno con un curso del sindicato al que estoy afiliado (no por mucho tiempo) y troco toda esa energía contenida (solo de batería atrapado en un bucle infinito) en un auténtico día de furia; sonrisas malévolas, arrebato, direcciones de correo electrónico de asociaciones y algún que otro periódico.
Energía en punto límite: Dos puntos de florete que saben a gloria y que te hacen olvidar todos los moratones. Un hormigueo en los dedos. Parezco un generador de energía estática. Keep Out!
Desubicado. Todo pasa muy deprisa, como una película a cámara rápida ante mis ojos. Borrones. ¿Dónde anda el mando a distancia? Vale, aquí: un nuevo agujero, un nuevo piercing. El dolor me hace tocar con los pies en el suelo. Sonrío. El lobo pugna por desgarrar la carne, astillar el hueso. Sonrío.
Tiempo para pensar. Para planear. Saltar encima del caballo de hierro. Hollar la arena de las playas bretonas. Vino oscuro en una taberna veneciana. ¿Y por qué no? Planes. Y decisión para acometerlos. Sonrío.
Días extraños, como véis.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Mujeres a las que amo con locura (I)


Patti Smith

Por alegrarme un día aburrido de idas y venidas con Radio Ethiopia, su segundo álbum.
O por canciones como ésta, de su álbum Horses:

Land
Horses
Land of a Thousand Dances
La Mer (de)


The boy was in the hallway drinking a glass of tea
From the other end of the hallway a rhythm was generating
Another boy was sliding up the hallway
He merged perfectly with the hallway,
He merged perfectly, the mirror in the hallway

The boy looked at Johnny, Johnny wanted to run,
but the movie kept moving as planned
The boy took Johnny, he pushed him against the locker,
He drove it in, he drove it home, he drove it deep in Johnny
The boy disappeared, Johnny fell on his knees,
started crashing his head against the locker,
started crashing his head against the locker,
started laughing hysterically

When suddenly Johnny gets the feeling he's being surrounded by
horses, horses, horses, horses
coming in in all directions
white shining silver studs with their nose in flames,
He saw horses, horses, horses, horses, horses, horses, horses, horses.
Do you know how to pony like bony maroney
Do you know how to twist, well it goes like this, it goes like this
Baby mash potato, do the alligator, do the alligator
And you twist the twister like your baby sister
I want your baby sister, give me your baby sister, dig your baby sister
Rise up on her knees, do the sweet pea, do the sweet pee pee,
Roll down on her back, got to lose control, got to lose control,
Got to lose control and then you take control,
Then you're rolled down on your back and you like it like that,
Like it like that, like it like that, like it like that,
Then you do the watusi, yeah do the watusi

Life is filled with holes, Johnny's laying there, his sperm coffin
Angel looks down at him and says, “Oh, pretty boy,
Can't you show me nothing but surrender ?”
Johnny gets up, takes off his leather jacket,
Taped to his chest there's the answer,
You got pen knives and jack knives and
Switchblades preferred, switchblades preferred
Then he cries, then he screams, saying
Life is full of pain, I'm cruisin' through my brain
And I fill my nose with snow and go Rimbaud,
Go Rimbaud, go Rimbaud,
And go Johnny go, and do the watusi, oh do the watusi

There's a little place, a place called space
It's a pretty little place, it's across the tracks,
Across the tracks and the name of the place is you like it like that,
You like it like that, you like it like that, you like it like that,
And the name of the band is the
Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes,
Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes

Baby calm down, better calm down,
In the night, in the eye of the forest
There's a mare black and shining with yellow hair,
I put my fingers through her silken hair and found a stair,
I didn't waste time, I just walked right up and saw that
up there -- there is a sea
up there -- there is a sea
up there -- there is a sea
the sea's the possibility
There is no land but the land

(up there is just a sea of possibilities)
There is no sea but the sea
(up there is a wall of possibilities)
There is no keeper but the key
(up there there are several walls of possibilities)
Except for one who seizes possibilities, one who seizes possibilities.
(up there)
I seize the first possibility, is the sea around me
I was standing there with my legs spread like a sailor
(in a sea of possibilities) I felt his hand on my knee
(on the screen)
And I looked at Johnny and handed him a branch of cold flame
(in the heart of man)
The waves were coming in like Arabian stallions
Gradually lapping into sea horses
He picked up the blade and he pressed it against his smooth throat
(the spoon)
And let it deep in
(the veins)
Dip in to the sea, to the sea of possibilities
It started hardening
Dip in to the sea, to the sea of possibilities
It started hardening in my hand
And I felt the arrows of desire

I put my hand inside his cranium, oh we had such a brainiac-amour
But no more, no more, I gotta move from my mind to the area

(go Rimbaud go Rimbaud go Rimbaud)
And go Johnny go and do the watusi,
Yeah do the watusi, do the watusi ...
Shined open coiled snakes white and shiny twirling and encircling
Our lives are now entwined, we will fall yes we're together twining
Your nerves, your mane of the black shining horse
And my fingers all entwined through the air,
I could feel it, it was the hair going through my fingers,
(I feel it I feel it I feel it I feel it)
The hairs were like wires going through my body
I I that's how I
that's how I
I died
(at that Tower of Babel they knew what they were after)
(they knew what they were after)
[Everything on the current] moved up
I tried to stop it, but it was too warm, too unbelievably smooth,
Like playing in the sea, in the sea of possibility, the possibility
Was a blade, a shiny blade, I hold the key to the sea of possibilities
There's no land but the land

looked at my hands, and there's a red stream
that went streaming through the sands like fingers,
like arteries, like fingers
(how much fits between the eyes of a horse?)
He lay, pressing it against his throat (your eyes)
He opened his throat (your eyes)
His vocal chords started shooting like (of a horse) mad pituitary glands
The scream he made (and my heart) was so high (my heart) pitched that nobody heard,
No one heard that cry,
No one heard (Johnny) the butterfly flapping in his throat,
(His fingers)
Nobody heard, he was on that bed, it was like a sea of jelly,
And so he seized the first
(his vocal chords shot up)
(possibility)
(like mad pituitary glands)
It was a black tube, he felt himself disintegrate
(there is nothing happening at all)
and go inside the black tube, so when he looked out into the steep
saw this sweet young thing (Fender one)
Humping on the parking meter, leaning on the parking meter

In the sheets
there was a man
dancing around
to the simple
Rock & roll
song

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Go! Go! Go! Go!


Debe ser la inactividad del finde pasado. Pero lo cierto es que hoy parezco estar presa de algo que sólo acierto a definir como una pulsión (y aquí me refiero a la palabra derivada del pulsare latino, verbo que puede ser traducido como impeler). Y aunque no estoy para nada recuperado de mi faringitis/catarro (y de hecho será bastante estúpido) hoy asistiré a mi clase de esgrima. Lo que sea para quitarme de encima esta sensación (por muy agradable que sea).

martes, 2 de diciembre de 2008

Estrellas precipitándose al abismo


Christopher McCandless

Este finde pasado me armé de valor y visioné Hacia rutas salvajes (Into The Wild), película dirigida por Sean Penn. Rondaba por casa desde hacía dos o tres meses y me había propuesto no verla hasta que no estuviera de humor. Y al fin, el viernes por la noche estimé que había llegado ese momento.
No pienso hacer crítica alguna de la película, de las que se pueden encontrar varias y bastante correctas por la red (y con las que puedo estar más o menos de acuerdo). Y para los que quieran ir un poco más lejos, allí también se encuentra más información interesante.
Pero no puedo quedarme así, sin más, después de verla.
Es curioso. La gente. Los distintos puntos de vista. Interpretar la realidad desde la experiencia individual. ¿Experiencia? ¿Pero se reduce todo a éso? No todo es englobable dentro de la experiencia: ¿Acaso no existen factores que nos ayudan a interpretar la realidad que no se basan en la experiencia? Algunos de ellos hasta podrían ser concebidos como innatos, al menos en un primer análisis. Y siguiendo con lo anterior... ¿cómo podemos explicar la pluralidad de reaccion es ante un estímulo externo objetivo? Joder...
Se me fue. La cosa es que la película no me ha dejado "untouched". He vuelto a vislumbrar fantasmas, me he reafirmado en algunas cosas esenciales y dejado galopar a mi pensamiento por unos instantes. Y he dejado escapar algunas lágrimas, cerrado los puños y apretado mis dientes con rabia. Y es que Hacia rutas salvajes podrá ser muchas cosas menos amable. Una estrella precipitándose a un abismo pavoroso. Y sobre todo, mucha "food for thought". Sobre vuestra cuenta y riesgo. O no.