domingo, 29 de marzo de 2009

Evil Dead: The Musical


Es lo que tiene hacerse seguidor de según qué grupos en el feisbuc. Lástima que no viva cerca de Ottawa.

martes, 24 de marzo de 2009

Días extraños


Días extraños los de esta última semana en que he permanecido un poco alejado de la red.
No ha pasado nada a destacar, así que no acabo de entender esta extraña sensación que se ha apoderado de mí.
Es como una urgencia por actuar, por dirigirme hacia algún sitio envuelto en el misterio de los mares ignotos donde dicen que habitan monstruos. Estoy inquieto. Me rompo los cuernos de esta mi cabezonería congénita con el muro de un sistema, de un orden que tiene mucho de absurdo, un orden caótico, que no un caos donde pudiera entreverse cierto orden. Y claro, me exaspero y me indigno. Y no se me ocurre ninguna forma de oposición constructiva como alternativa al mero escupitajo. Soy un puto acumulador de energía. Quizás mañana descubra que tengo poderes o algo así. Joder.
Por otro lado, el buen tiempo por fin ha llegado. Mi abrigo largo ya se ha ganado su lugar de honor en el armario. ¿Que todavía hace frío por las noches? Ya, pero ya no es ese frío invernal malsano, sino un frescor revitalizante. O eso quiero creer, por encima de resfriados y alergias primaverales. A esta última la recibí como tocaba, con varios y largos paseos en bici en mangas de camisa, alternando plà y costa. Jonathan Richman resonando en mis oídos, con ecos a lo Sonic Youth unas veces, a punk ramonero otras, siempre original con sus letras surrealistas. Sí, It's Martian Time! Le seguía La Monja Enana y todo era ya color de rosa (umm, no, mejor verde, que pega más conmigo y con el aspecto del campo). Pequeños placeres al alcance de la mano. El milagro de la vida, que diría aquel puñado de átomos conscientes y pensantes. ¿No es para echarse a reir como locos? Y es que ya al cuerdo se le trata como un demente. Sí, en efecto, el mundo al revés, sin resonancias masónicas ni leches! La más simple y llana de las verdades.
Lo dicho, días extraños éstos.

lunes, 16 de marzo de 2009

La Monja Enana features Como Lovecraft

Nunca le agradeceré lo suficiente a Martí el hecho de que me diera a conocer a La Monja Enana:



Enjoy.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Papi, cómprame un kalashnikov

Desde la página Kaos en la Red, una de esas noticias que no debería dejarnos impasibles.

Click on.

domingo, 8 de marzo de 2009

En el día de la mujer trabajadora...

- Las mujeres tienen prohibido trabajar fuera de casa.
- La educación está vetada a las niñas. La educación es exclusivamente masculina.
- La presencia femenina en radio y televisión está prohibida.
- Las mujeres tienen que ir cubiertas de la cabeza a los pies en la calle.
- El maquillaje está prohibido, así como pintarse las uñas.
- Los tacones están prohibidos (fuerzan al hombre a escuchar sus pasos en la calle).
- La risa femenina en público es inmoral.

Código Talibán.
De aplicación en amplias áreas de Afganistán así como en áreas fronterizas pakistaníes.

Fuente: El Público, sábado 7 de marzo

Campaña de Amnistía Internacional

viernes, 6 de marzo de 2009

Watchmen, o la frigidez masturbatoria

Lo mejor de la película, a mi gusto, la intro con homenaje incluído a H. Cartier-Bresson

Que el cine no es lo mismo que el cómic es una perogrullada. Lo malo es que los hay que no parecen ser capaces de establecer diferencias entre ambos medios.
Watchmen, la película, es una adaptación bastante fiel de la novela gráfica de Alan Moore (ups, perdón, la novela gráfica co-creada por Dave Gibbons, como rezan los créditos iniciales). Tanto que se reconoce una destacada correspondencia plano-viñeta, al menos hasta donde uno recuerda de su primera y única lectura del cómic, del que guardo un grato recuerdo (y poco más).
Ahora bien, ¿a qué se deberá el hecho de que el visionado de la película no me haya emocionado ni un ápice? Uno aquí se pregunta si acaso no hubiera sido preferible sacrificar algo de fidelidad en aras de un poco más de corazón.
Para colmo de males, el director imprime algo de sí mismo en ella (como no podría ser de otra manera), un posmodernismo que prioriza el envoltorio a la esencia y que, entre otras cosas, se traduce por un tono artificial que casi parece decirnos algo así como que después de todo estamos ante una adaptación de un tebeo de superhéroes llevado a cabo por una productora y un director estadounidenses.
Y claro, los tiempos que corren exigen, como Marte, carne. Y quien dice carne dice sexo gratuito aunque bajo la sombra del puritanismo de los padres fundadores. Y, por supuesto, violencia. No, esperad: VIOLENCIA. Así está mejor. Que se vea, por favor. ¿Para qué vamos a sugerirla, cuando podemos exhibirla en todo su magnífico esplendor?
Sigh.
Y ahora es cuando llegamos al ritmo de la película: Reconozco haber bostezado, aunque al menos no me he movido en mi butaca más de lo estrictamente necesario. Aparte de las escenas de rigor a cámara lenta que no sé para qué están las más de las veces (ay, Sam Peckinpah, si levantaras la cabeza), hay algo que falla y no sé deciros qué es... Y es que el ritmo adolece de una regularidad que contribuye a consolidar esa frialdad con la que abría este post y que exuda la cinta.
¿Las interpretaciones? ¿Acaso hay algo digno de reseñar de ellas? Er... paso palabra.
Lo único que sé es que, como me he quedado con ganas de que me cuenten una buena historia que sea capaz de emocionarme, mañana o pasado iré a ver Big Torino o Julia. Quizás tenga más suerte.
Y ya para acabar, ¿os imagináis Watchmen como una miniserie de la BBC? Seguro que el sr. Moore saldría en los créditos y haría un cameo. O dos.