Es el título de un documental que vi hace unos días y que se centra en la labor de una predicadora infantil perteneciente a un grupo evangelista norteamericano.
El documental es sobrecogedor en tanto que expone las prácticas de este grupo evangelista (abstengámonos de generalizarlas al conjunto de sus seguidores) en relación a la educación de los niños. Y lo es también en la medida de que se insiste que personas pertenecientes a estos círculos llegaron a alcanzar puestos políticos de responsabilidad durante el gobierno de Bush, práctica condenable por parte de otros miembros de la iglesia evangélica norteamericana.
Sin embargo, independientemente de la impía alianza entre asuntos mundanos y espirituales que a mí personalmente me parece tan poco natural para los tiempos que corren, lo realmente escalofriante es la labor doctrinaria que se lleva a cabo con los púberes. Niños y niñas que casi sin saber leer y escribir afirman ser capaces de dar sus vidas por Jesús en el marco de una inculcada conflictividad en torno a las creencias personales. La superioridad como valor incostestable y cimentado en la religión. La Verdad detentada por un grupo de personas bajo mandato divino. La criminalización de la Naturaleza del ser humano, manchada por el estigma del pecado. Y así podríamos seguir un buen rato...
¿Os imagináis a una niña de once años hablando del baile como acicate de los instintos carnales? ¿A críos de menos de diez años llorando ante la amenaza de Satán personificado en la figura de Harry Potter? ¿A un crío de siete años que se sacude en el suelo presa de un arrebato desencadenado por las palabras de su predicadora? ¿A niños y niñas vestidos de camuflaje bailando y golpeando unas batutas al tiempo que exaltan la supremacía de sus creencias religiosas por encima de las demás? ¿A un niño reirse de aquellos que no creen en el creacionismo? ¿A niños arrodillarse y besar los zapatos y manos de una figura de cartón representando a George Bush?
¿No? Pasa hoy en día, en Estados Unidos. Un país donde según el documental el 25% de la población es evangelista.
Y si no, clickad aquí y podréis verlo directamente.
El documental es sobrecogedor en tanto que expone las prácticas de este grupo evangelista (abstengámonos de generalizarlas al conjunto de sus seguidores) en relación a la educación de los niños. Y lo es también en la medida de que se insiste que personas pertenecientes a estos círculos llegaron a alcanzar puestos políticos de responsabilidad durante el gobierno de Bush, práctica condenable por parte de otros miembros de la iglesia evangélica norteamericana.
Sin embargo, independientemente de la impía alianza entre asuntos mundanos y espirituales que a mí personalmente me parece tan poco natural para los tiempos que corren, lo realmente escalofriante es la labor doctrinaria que se lleva a cabo con los púberes. Niños y niñas que casi sin saber leer y escribir afirman ser capaces de dar sus vidas por Jesús en el marco de una inculcada conflictividad en torno a las creencias personales. La superioridad como valor incostestable y cimentado en la religión. La Verdad detentada por un grupo de personas bajo mandato divino. La criminalización de la Naturaleza del ser humano, manchada por el estigma del pecado. Y así podríamos seguir un buen rato...
¿Os imagináis a una niña de once años hablando del baile como acicate de los instintos carnales? ¿A críos de menos de diez años llorando ante la amenaza de Satán personificado en la figura de Harry Potter? ¿A un crío de siete años que se sacude en el suelo presa de un arrebato desencadenado por las palabras de su predicadora? ¿A niños y niñas vestidos de camuflaje bailando y golpeando unas batutas al tiempo que exaltan la supremacía de sus creencias religiosas por encima de las demás? ¿A un niño reirse de aquellos que no creen en el creacionismo? ¿A niños arrodillarse y besar los zapatos y manos de una figura de cartón representando a George Bush?
¿No? Pasa hoy en día, en Estados Unidos. Un país donde según el documental el 25% de la población es evangelista.
Y si no, clickad aquí y podréis verlo directamente.
4 comentarios:
Pues en España algunos sectores no difieren demasiado de eso...
¿Y qué pasa? ¡VIVA EL CESAROPAPISMO!
No, es broma, yo lo vi con el autor de este blos y es sobrecogedor. Un documental muy recomendable para constatar dos cosas: La irracionalidad del fanatismo religioso y la presencia del "poder espiritual" en las políticas estatales. Creo que desde el renacimiento la separación entre institución religiosa y estado debería estar más que clara, por lo menos en el llamado "Occidente".
¿Azar? ¿Destino? Acabo de abrir un correo en el que se me sugiere que visite un blog que ha creado el Altísimo in person. Chavales, no dejeis de verlo: http://soydiosytengounblog.blogspot.com
Yo lo puse el sábado. El ex-librero, que pintaba en la habitación adyacente, de vez en cuando paraba para decir ¡locos, todos locos! ó ¡jodeeeeeeeeeeeeer, pero qué tarados! Yo tenía una pila de exámenes por corregir, pero no podía dejar de mirar al documental, era como un accidente de tráfico...
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