sábado, 29 de agosto de 2009

Salem's Lot (Phantasma II)



Tobe Hooper, director de la mítica La matanza de Texas, rodó en 1979 Salem's Lot, miniserie para televisión que aquí conoceríamos como Phantasma II (sí, no podría ser más absurdo), y que adaptaba una de las novelas más famosas de Stephen King, uno de los autores que posiblemente más obras suyas ha visto llevadas a la pequeña o a la gran pantalla, con una suerte de lo más variopinta.
En este caso Hooper tenía un presupuesto de lo más modesto para ponerse manos a la obra con una aparente historia de vampiros que, como buen best-seller del escritor nacido en Maine, aprovecha para diseccionar la sociedad norteamericana de la época, centrándose en las pequeñas miserias propias de las gentes que habitan un pueblecito. Y la verdad, con el ahorro de medios que Hooper contaba para esta miniserie para televisión he de decir que el resultado es más que digno: La ambientación recibe una especial atención como elemento que pone al espectador en tensión, y en este sentido es bastante fiel al original, al tiempo que algunas escenas preparan el terreno a la que sería otra conocida película de Hooper, Poltergeist. Todo conseguido con efectos chapuceros (aunque dignos de elogio en tanto que artesanales) pero que saben captar a la perfección una aureola de carácter mágico que es más propia del clasicismo de antaño que de estos tiempos donde el posmodernismo campa a sus anchas. Pátina mágica que indiscutiblemente ha de ponerse en relación con la percepción propia de la infancia y que es una constante en la obra de Stephen King.
Además, debe reconocerse que cuenta con algunas escenas francamente memorables que deberían pasar a ser recordadas dentro de la mejor tradición del cine de terror. Como también cuenta con algunos hallazgos iconográficos dentro del cine de vampiros, como la caracterización del "nido" del sire: lejos del típico ataúd que popularizó la Hammer, los "niños" creados por el maestro duermen junto a él distribuyéndose sin orden ni concierto por el suelo de una inmunda cámara.
Estoy enamorao de esos ojillos y esos piñacos

Por supuesto, Salem's Lot no salió de la nada, y en ella percibimos la influencia de otras obras, como The Haunting of Hill House, no sólo en el original sino en su versión televisiva. Como también Nosferatu es un referente ineludible. Como también marcaría a films posteriores, como esa divertida gamberrada de los ochenta que es Fright Night (la escena final es un calco pasado por el tamiz del cine palomitero para adolescentes de la época).
En definitiva, una de las mejores adaptaciones para la pequeña pantalla de una obra de King, ¡con treinta años ya de antigüedad!

domingo, 2 de agosto de 2009

Arrástrame al infierno, de Sam Raimi


Arrástrame al infierno podría ser un buen film de ¿terror? (llamémoslo así a falta de mejor nombre) en tanto que da lo que promete, diversión a raudales y sustos a mansalva.
Ahora bien, el conjunto recuerda, a pesar de contar con un generoso presupuesto, a un episodio más de Masters of Horror o de la previa Tales from the Crypt, aun con el sello genuino de este director, que como ya sabréis se hizo conocido con su saga Evil Dead. Y es precisamente Posesión infernal uno de los referentes indiscutibles de su recién estrenado film. Así pues Raimi vuelve, 28 años después, a sus orígenes, aunque perdiendo parte del genio con que nos sorprendió con aquella película. Porque Arrástrame al infierno carece de ese tono terrorífico a la par que angustioso que en Evil Dead se aunaba con humor, para constituir mera diversión, fruto de un "terror" gamberro, escatológico y gratuito, que se podría poner quizás en relación con Atrápame esos fantasmas de Peter Jackson.
Un manifiesto problema de la cinta es la previsibilidad de su desenlace, que viene a definir un guión simple que, sin embargo, cuenta con una protagonista atractiva en tanto que escapa un poco a los patrones habituales en el género. Otro aspecto poco corriente en este tipo de cine que presenta la película es un componente de comedia romántica intrascendente, algo que parece ser más bien un reclamo para determinado tipo de público que constituir una pieza indisoluble de un argumento que, por otro lado, toca temas como la ambición, la culpa o los traumas ligados a una adolescencia poco afortunada, si bien sólo de una forma anecdótica.
En definitiva, una peli divertida, con una pátina de falsa significación que busca acaso enmascarar una historia simple que peca de previsibilidad, una receta idónea para el verano y que se olvida tan pronto como se sale del cine. Y si sóis fans de Raimi, desengañaos, aquí no encontraréis una nueva Evil Dead que pueda recordarse de aquí a veinte años, sino tan sólo una peli menor de este director.