sábado, 25 de abril de 2009

No paro

Necesito parar un poco. Un par de días a lo sumo. Levantarme sin hora. Desayunar tranquilamente y sentado. Andar por casa sin tarea fija que realizar. Dedicarles más mimos de los acostumbrados a mis plantas. Comer en casa, unas verduritas quizás, con un poco de arroz, cocinado en el wok y a fuego lento, con un poco de música de fondo. Ponerme al día con una peli o dos en DVD. O ir al cine solo. Refugiarme en un bar a leer. Cenar de vuelta a casa. Disfrutar un té con algo de chocolate mientras hago avanzar la tercera temporada de Buffy. Evitar salir por ahí y dormir ocho horas.
Aunque sólo sea un día.

viernes, 24 de abril de 2009

Educación diferenciada y vacío legal

Leo en El Público que el portavoz del PP en lo concerniente a Educación en el Congreso, Juan Antonio Gómez Trinidad ha dicho:
No se puede retirar las subvenciones a los colegios de educación diferenciada sólo por el hecho de que separen a niños y niñas.

Lo cual venía a cuento de la decisión anunciada por algunas comunidades autónomas que apuntaba a la retirada de los conciertos económicos a aquellos centros de enseñanza que han optado por la educación diferenciada.

Así que sale a colación la LOE (Ley Orgánica de Educación), que en su artículo 84.3 dice que en ningún caso habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión.El problema viene cuando cada Administración interpreta la ley en función de su propia filiación ideológica (o sea, la de los políticos de turno) y a la naturaleza de los centros existentes en su territorio, amparándose para ello en una evidente indefinición por lo que respecta al concierto económico (o sea, si la Administración se encarga o no de pagar a los "profesionales" encargados de esa educación).
En efecto, la LOE no concreta gran cosa en este terreno; tan sólo existe una disposición adicional, la 25, según la cual se establece que los colegios mixtos serán objeto de atención preferente y prioritaria.

A partir de estas consideraciones vienen los juegos de palabras. Como el que "separar" no es lo mismo que "discriminar" (el propio portavoz del PP afirma que la educación diferenciada no es un modelo "discriminatorio"). Por tanto los hay que deducen que separar niños de niñas es algo perfectamente "legal". Y en función de esta presunta legalidad manifiesta habida cuenta las palabras recogidas en la LOE, dichos colegios e institutos que practican la separación en virtud del sexo solicitan la financiación pública. Aun así se quejan, y más ahora que cada vez más comunidades parecen adoptar la firme resolución de retirar sus conciertos económicos con esos centros de educación diferenciada. Así el propio Gómez Trinidad expone que la financiación de estos centros no puede estar al arbitrio del consejero de Educación de turno (ver link anterior). Lo cierto es que el asunto tiene cojones.
Sí, porque la educación diferencia
da va más allá en tanto que:
1) se argumentan razones psicopedagógicas para separar niños de niñas. Aquí la religión o la ideología no pintan nada, por supuesto. ¿A qué nos estamos referiendo con ésto? Al desarrollo y maduración diferenciados de niños y niñas de la misma edad. Separando ambos sexos, según esta tendencia, se mejora el rendimiento.
El investigador de la Universidad de Sevilla Francisco Lorenzo lo niega: "En estos centros la principal variable es el perfil socioeconómico, que es lo que más influye en el rendimiento". Se podría hacer otra réplica: Si la escuela busca la inserción dentro de un marco social, económico, político, cultural determinado (en definitiva, una realidad particular), ¿es válido ir en contra de un condicionante universal? ¿Acaso lo "normal" no sería crecer conociendo a esa otra parte con la que compartimos espacio y tiempo? Otros, psicopedagogos también, afirman que una educación integrada, palabras abundantes en el texto legislativo aparte de encontrarse de moda hoy en día, es inestimable en un aspecto sumamente preocupante de nuestra sociedad como es la violencia de género.
2) afirma su existencia diciendo que los padres deberían ser capaces de tener la libertad de elegir el centro de sus hijos. Y claro, retirar la financiación pública a estos centros equivaldría que las familias con menores recursos económicos no podrían optar a ello. Claro. Los conservadores siempre pensando en el bienestar social.
3) a estas dos consideraciones, ambas sostenidas por el señor Gómez Trinidad, se añade el hecho de que el honorable diputado afirma que este modelo está en crecimiento en todo el mundo, poniendo el ejemplo yanki. Hasta Obama, el hasta hace poco denostado por el PP, parece ser un partidario del modelo. Por supuesto que el señor Gómez Trinidad se olvida de quién está hablando y de sus circunstancias culturales actuales.

Qué queréis que os diga, uno ya está harto de tanta opinión política interesada, hipócrita y, ocasionalmente, desinformada. Lo peor es que el interés, a su vez, a menudo revierte en desinformación por parte del público. No entraré en polémicas como la desencadenada por la asignatura, materia o área de Educación por la Ciudadanía, pero creo evidente que algo pasa cuando un padre te pregunta si el bajo nivel formativo de sus hijos se debe a aquélla. La desinformación y la ignorancia beneficia al político en general. Las masas ignorantes siempre han sido fáciles de manipular. Y al final y en este caso los perjudicados, al menos en mi opinión, son nuestros jóvenes.


Fuentes consultadas: LOE
El Público
El País (digital)
Diariocrítico de la SOciedad, Cultura y Ocio

Nota: Tirón de orejas a El Público de hoy por afirmar que el artículo 84.3 de la LOE prohíbe el concierto económico con aquellos centros que discriminen a sus alumnos en función de su raza, sexo o religión.

Sobre Voltaire y los P2P

Leo en el periódico El Público varias cosas:

1) que la Coalición de Creadores de Industrias de Contenidos (que engloba a autores, entidades de gestión de derechos, productoras, discográficas y distribuidoras) y Redtel (que reúne a las principales proveedoras de acceso a Internet, excluyendo a Jazztel) tienen un pacto para acabar con las descargas de material audiovidual sujeto a derechos de autor. Su plan es pedir al Ministerio de Industria que bloquee las webs que ofrecen bajarse gratis contenidos sujetos a derechos de autor.
2) leo también que el Parlamento Europeo aprobó ayer extender el copyright para la música, de 50 a 70 años, en una maniobra de equiparación legislativa con Yankilandia.

A continuación pienso en el juicio de la semana pasada en Suecia contra The Pirate Bay, el primero si no voy muy equivocado que falla a favor del demandante. Un año de prisión y 2,3 millones de euros a pagar por los responsables, que tienen previsto recurrir, y más ahora que se ha dado a conocer que el juez que se ocupó del caso es miembro de la Asociación Sueca de Derechos de Autor.

Y entonces se me ocurre aquello que dijo un señor que respondía al nombre de Voltaire: Veinte volúmenes en folio no provocarán nunca una revolución; los peligrosos son los libros pequeños y de bolsillo a treinta céntimos.

Enfrentados (Seraphin Falls)

La carátula del DVD: Nada que ver con el lamentable poster con que nos han vendido la película.


Ya no se hacen películas como ésta que tenemos entre manos, Enfrentados, peculiar traducción de Seraphin Falls, opera prima de David Von Ancken.
Nos encontramos ante un western curioso y extraño, no sólo por los tiempos que corren sino también por la inclusión de elementos que no son habituales en el género. Para empezar, el western ya hace tiempo que es un género en decadencia, si bien a los que nos gusta hemos tenido la suerte de poder disfrutar algunas joyitas como la serie Deadwood. Por ello no es de extrañar que arqueemos la ceja cuando un director novel decide iniciar su carrera con un western. Pero la curiosidad que pueda causarnos no se queda aquí, no, ya que descubrimos a varios actores de peso que se han embarcado en el proyecto (Pierce Brosnan, Liam Neeson y Anjelica Huston). Pero uno reconoce que no puede por más que quitarse el sombrero al leer la premisa básica de la película, según la cual el argumento parece limitarse a la persecución de un hombre por parte de otro a través de vastos escenarios naturales.
Una propuesta tan valiente sin duda se merece a priori mis respetos.
La idea de venganza es la que mueve al personaje interpretado por Neeson, mientras que en el caso del personaje de Brosnan es la culpa quien acompaña su huída, aunque ambos tienen en común un evidente desengaño por la vida; es como si ambos estuvieran hastiados, cansados de la lucha; y ambos son perdedores de una misma guerra, la Guerra Civil americana, por mucho que cada uno estuviera en uno de los dos bandos contendientes. Por otro lado, el personaje que interpreta Brosnan puede ser concebido en términos legendarios, ya que de él se cuenta alguna que otra historia vivida en la guerra que le sitúa por encima de la esfera mortal, si bien no se insiste apenas en ello. Esa aureola es intrínseca a la concepción mítica de la frontera, y se observa en varios westerns (ahora mismo estoy pensando en Clint Eastwood, ya sea frente a la cámara como detrás de ella).
Un elemento interesante en la película es la naturaleza, presentada en forma de entorno hostil al que los personajes deben enfrentarse necesariamente. Una relación que merece una atención especial y que ocupa alguno de los mejores momentos del film. Y creo que debo destacar este aspecto precisamente porque suele pasar inadvertido. La Naturaleza pasa de ser un mero telón de fondo para la acción a convertirse en un personaje más, que interactúa con los demás. Y es que la escena inicial es de lo mejorcito de la película, con un Brosnan tratando de sobrevivir en un paisaje invernal de montaña después de haber caído a un río sin más ayuda que un par de balas y un cuchillo de monte.
En mi opinión, otro de los puntos fuertes de la historia, aunque seguro que hay quien opine que puede ser uno de sus puntos flacos, es la simpleza de la propuesta, así como la escasez de explicaciones a la hora de bucear en los motivos que impulsan a uno a ir detrás del otro. Una película así se presta incluso a reflexiones que bien pudieran haber salido de boca de alguno de los protagonistas pero que en cambio se han quedado en el tintero del guionista. El laconismo es la norma para los personajes principales, aunque hay perlas como (referida a las palabras de la Biblia en boca de un predicador): "No hay por qué temerlas. Son sólo palabras. Y en esta tierra no hay Dios".
Y el final, que no os voy a estropear, es otro de los detalles que hacen destacar este western por encima de otros, ya que viene a introducir un elemento de corte pseudofantástico u onírico que no es ni por asomo lo que estamos acostumbrados a ver en una película de este género.
Pero la película no es todo virtudes. Es evidente una concepción "pasillo" según la cual los personajes se van encontrando diversas situaciones y personajes a lo largo de su persecución, recurso que peca de artificioso. Y es precisamente alguno de estos "encuentros" el responsable de actuar en perjuicio de un ritmo ya de por sí sosegado. Ahora bien, ¿está el ritmo supeditado a un ideal contemplativo o no? Aquí yo me decantaba por la segunda opción. La Naturaleza, aunque condicionante que llega incluso a ser crucial, no es mostrada como en "Las aventuras de Jeremiah Johnson" (una más de mis obsesiones fílmicas dentro del western), donde llega a tragarse a Robert Redford por momentos.

En fin, que estamos ante un peligroso ejercicio cinéfilo, un salto en el vacío sin red, que puede que interese a algunos de vosotros, fans irredentos del western y de las historias sencillas que no necesitan ambage alguno para transmitir. No nos engañemos, no estamos ante una gran película, ni mucho menos, aunque no creo mala idea recordarnos de este nombre, David Von Ancken. Yo al menos tengo curiosidad por ver qué viene después de ésto (si es que viene algo).

jueves, 23 de abril de 2009

Funeral vikingo

¡Qué placer! Todo el mundo debería pasar por alguno/s de éstos a lo largo de su vida antes de que nuestras cenizas se las lleve el viento del norte.

domingo, 19 de abril de 2009

Déjame entrar


No puedo hacer una reseña típica de la que es una película atípica. Así que, como la reseña de Marguis en Insensatos, me salgo por la tangente.

Déjame entrar es...

... la línea divisoria entre la infancia y la adolescencia.Punto y aparte.

Pero también es...
Crueldad. Y violencia. Ya puestos hablemos de sexo.
Pero ojo, que aquí la Inocencia se escribe con mayúsculas. Sí, hemos tenido una regresión infantil. Blanca, pura, como la nieve inmaculada que deja tras de sí la tormenta.
Hollemos esa nieve. Padres e hijos. La dictadura del púber ante su progenitor. Divorcio. Soledad.
Pero seamos plásticos. Derramemos sangre sobre el blanco manto. Violencia de nuevo. Monstruos. Pedofilia. Bullying.
Sigamos en este terrible reverso. Adicción y dependencia, que no necesariamente son lo mismo. Y por supuesto, manipulación.
Pero no seamos tan negativos. Ahí dentro también hay Amistad. Y Amor, al que contemplaremos desde varios ángulos, a fin de ser fieles a lo que en verdad es.
Y de fondo, una sociedad encerrada, privada de sol, donde se advierten algún que otro tabú sexual, donde el alcohol reconforta tanto o más que la lumbre del hogar, y el humor, negro como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la latitud, es un aliado de inestimable valor.


Ah, se me olvidaba.
Déjame entrar es, también...
Vampiros.
Una nueva perspectiva. Al menos una alejada del tópico.
El no-muerto (lo siento, esta vampira, esta niñita adorable de enormes ojos verdes que no necesita articular sonido alguno para hablar, y de qué manera, está bastante viva) tiene un tacto, una empatía dolorosamente humanos. Y en él (ella) está latente la bestia,que como cualquier animal se mueve por puro instinto de auto-conservación.
Hace mucho que tiene 12 años, sí, pero aquí cabría discutir la delicadeza que muestra en su trato con el protagonista del film, otro niño de la misma edad. ¿Es sinceridad? ¿Interés? Independientemente de lo que decidamos, está el hecho. El tremendo cuidado con que procede esta criatura y que aporta una cualidad difícil de encontrar en otros films adscribibles a este género.
Y luego, los tópicos reinterpretados, adaptados a estos tiempos (¿es la década de los ochenta la que sirve de marco a la historia?), de forma creíble.

Iba a acabar con una mini-reseña típica. Pero para qué. Así está bien. Al menos, así me gusta.
Ah, me ha encantado, por si a alguien le restaba la duda.

Mañana mismo me voy a encargar el libro en inglés, de John Ajvide Lindqvist.

It's a free world, de Ken Loach


Tenía que pasar un día u otro. Estábamos acostumbrados a la figura del trabajador, el obrero, el eterno luchador que trata de mantenerse a flote y conseguir lo mejor para los suyos, enfrentado a un sistema caníbal e inmisericorde que no hace más que ponerle trabas cuando no se dedica a apalearle miserablemente en nombre del beneficio empresarial. Y es que ése es el héroe del cine de Ken Loach. El parado que lucha por salir del alcoholismo mientras entrena a los chavales del barrio (Mi nombre es Joe), el peón ferroviario que ha de subsistir como puede trabajando precariamente y a destajo porque la empresa pública para la que trabajó toda su puñetera vida ha sido privatizada (La cuadrilla), el adolescente que menudea con drogas en la calle para comprarle una cabaña prefabricada a su madre (Thirteen)... Todos ellos son los héroes de Loach. Tipos con los que sintonizas a la primera y que te hacen sufrir de mala manera, pero que como ellos aprietas los dientes y cierras los puños y sigues adelante, intentando que aflore una sonrisa en tus labios, cosa que a veces es, desafortunadamente, imposible.
Pero como decía, tenía que pasar. Ya iba siendo hora que miráramos al otro lado. Ya no es tiempo de héroes, sino de villanos. Y no me refiero a ésos de ficción que te acaban cayendo hasta simpáticos, no, sino a los reales. Y la realidad, la cruda realidad, no puede sino ser motivo de espanto. Bienvenidos al mundo de un liberalismo atroz, despiadado, donde todo vale si eres ambicioso y sin escrúpulos. Todo por un puñado de dólares.
Y si no, que se lo digan a Angie, una treintañera, madre soltera, que le han dado la patada en su trabajo después de un arrebato de dignidad propiciado por el acoso sexual de que era objeto por parte de su jefe. Obligada a buscarse la vida para sacar adelante a su hijo, un adolescente que vive con sus abuelos, a Angie se le ocurre una idea, que no es otra que, aprovechando su experiencia en agencias laborales, crear su propia empresa junto a su compañera de piso. Ambas se encargarán de proporcionar trabajo a inmigrantes, en principio regularizados, y a satisfacer a empresarios deseosos de mano de obra barata, sumisa y dispuesta a cubrir turnos dobles y hacer cuantas horas extras sean necesarias.
No hay duda de que estamos ante una película de Ken Loach. No sólo a nivel temático, sino también técnico. Así, por un lado,En un mundo libre se ha de incluir dentro de un cine comprometido que es la norma en la carrera cinematográfica del inglés. Por otro lado, la película se acomoda dentro de un estilo documental que es el que suele elegir Loach a la hora de rodar. Sin embargo, debo decir que a este último respecto, el resultado no se halla a la altura de otros films previos. La presunta naturalidad que sería de esperar de acorde a este carácter documental se halla lastrada en algunos momentos por pequeños detalles de guión que restan algo de coherencia al desarrollo del personaje de Angie, brillantemente interpretado por Kierston Wareing, y aportan cierta importura que, todo sea dicho de paso, a veces aparece en las películas de este director.
Aun así, la película creo que consigue su objetivo, que pasa por despertar en el espectador un rechazo incondicional hacia el reprobable y miserable proceder de Angie. Sin embargo, Loach usa una escala de grises para dibujar a la protagonista que, después de todo, debemos recordar que parte de una difícil situación en la que ella misma es una víctima cuyas consecuencias acaban por abocarla a sucumbir a la lógica del liberalismo más diabólico. Pese a ello, es la ambición y la impunidad penal las que acaban por hacerla entrar en dicho juego. Pero el espectador se da cuenta de otra cosa que le atañe a él, y sólo a él, que no es sino que también es cómplice de la injusta situación por la que pasan tantos y tantos inmigrantes en tanto que consumidor de los productos que salen de esas fábricas. Por no hablar de la burbuja de bienestar material que nos ciega frente a las penurias de ese grupo social olvidado, marginado, inadvertido, con el que compartimos nuestro espacio.
En definitiva, el Loach de siempre (perro con tres patas incluído) con la salvedad de que esta vez ha decidido cambiar por completo su punto de vista habitual, el de la clase obrera, para adoptar el menos amable del empresario sin escrúpulos. Preparad vuestros estómagos.

miércoles, 15 de abril de 2009


A Michel Gondry le conocí (en sentido figurado) cuando vi un video musical que había dirigido para los Chemical Brothers. Se llamaba Star Guitar. No me pareció gran cosa la primera vez, hasta que llegó a mis manos su cómo se hizo. Entonces empecé a apreciar la genialidad, que seguro que alguno discutiría, de este tipo. Luego vino ¡Olvídate de mí! , y supe que desde entonces debía seguirle la pista al francés.

Rebobine, por favor es el último producto con que nos ha sorprendido Gondry.

Be Kind Rewind, título original de la cinta, además de presentarnos una desquiciante premisa (de la cual no pienso deciros nada), si bien contemplada desde una perspectiva que no puede calificarse precisamente de original (la sombra de Capra es alargada) sí que consigue sorprendernos a nivel audiovisual y lo que aun es más importante, emocionarnos, enternecernos, con las disparatadas ocurrencias de la pareja protagonista, formada por los actores Jack Black y Mos Def, que acaban por movilizar a todo un colectivo social, el constituído por su barrio, sirviéndose de medios como el cine y la música, que acaban constituyéndose como protagonistas indiscutibles de la historia, con tal de impedir la demolición de una finca donde se halla emplazado un videoclub y la vivienda de su propietario, el mismísimo Danny Letal Weapon Glover.
Una película pequeña que habla de cine con mayúsculas, y de cómo éste ayuda a hacer un poco más llevaderas nuestras pequeñas vidas. El cine como evasión. El cine como magia. El cine como elemento de cohesión. El cine al margen de los intereses de las grandes productoras.
Una de esas películas que te dejan una estúpida, bobalicona sonrisa en la cara cuando dejas la sala.

domingo, 12 de abril de 2009

Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir




What we see and what we seem is but a dream - a dream within a dream.

Lo que vemos y lo que parecemos no es más que un sueño... un sueño dentro de un sueño.

Estos versos de Edgar Allan Poe seguidos de la flauta de Gheorghe Zamfir marcan el inicio de Picnic en Hanging Rock, una de las primeras y más interesantes películas del australiano Peter Weir.

Durante el transcurso de una excursión celebrada el día de San Valentín de 1900, tres alumnas del prestigioso colegio Appleyard y una de sus profesoras desaparecen en Hanging Rock, una formación rocosa de North Carolina, en Australia. El suceso, envuelto en un halo de misterio, conmociona a una sociedad que sigue a través de la prensa los progresos de la investigación policial que concluye sin resultados satisfactorios.

Tal es el argumento de la novela escrita por Joan Lindsey, de cuya adaptación a la gran pantalla se encargaría un joven Peter Weir.

Hay algo en torno a esta película que desafía a la razón. En efecto, cómo explicar si no la desaparición de varias personas en un entorno natural y bajo el sol de mediodía. La Naturaleza cobra, llegados a este punto, una importancia esencial. Ella encarna un pensamiento de carácter mágico, animista, que tiene su reflejo y expresión en la cosmogonía aborigen australiana (recordemos la nacionalidad de Peter Weir). ¿Qué esconde el laberinto rocoso de Hanging Rock? ¿Acaso un portal entre el mundo físico y el mundo espiritual de los inmemoriales ancestros aborígenes?

Lo cierto es que el visionado de la película no satisface la curiosidad del espectador. Weir no ofrece una solución final, sino que se sumerge aún más profundamente en el misterio, formulando nuevas preguntas sin respuesta. Aún diría más: El que Weir decidiera recortar siete minutos del metraje original para su director's cut (única versión que encontramos editada aquí) se debe, precisamente, a una voluntad de perpetuar el enigma.

De hecho su intención es sólo sugerir, conseguir que atisbemos un mundo que no puede ser comprendido haciendo uso de los instrumentos que nos proporciona nuestra razón civilizada. El desamparo al que nos vemos abocados al vernos privados de nuestra forma de entender lo que nos rodea va asociado, irremediablemente, a una floración de nuestros miedos más atávicos. Y miedo es lo que sentimos cuando asistimos a la exploración de la Roca por las alumnas del colegio. Comienza como un desasosiego que se troca inquietud, que a su vez desemboca en puro terror.



Complementariamente, Hanging Rock es una película de contrastes:

El que en mi opinión tiene una mayor relevancia es la oposición Hombre-Naturaleza. El primero cree poder dominarla, y de hecho al principio puede parecer que tiene éxito en la empresa, pero en última instancia la segunda se erige en victoriosa.

Pero no es el único, ni mucho menos. En el film resulta clara la contraposición de dos culturas, la de la metrópoli británica y la de la colonia australiana; ambas conectadas pero al mismo tiempo diferentes. Por otro lado también se da un contraste de índole social, que viene dado por la presencia de personajes pertenecientes a clases diferentes. Finalmente puede observarse un anhelo de libertad entremezclado con lo que me atrevería a calificar de pulsión erótica, que choca abiertamente con la rigidez moral de las postrimerías de la época victoriana, periodo histórico que, dicho sea de paso, se encuentra recreado con gran acierto.

En último lugar, no sería justo poner punto final a esta reseña sin mencionar la extraordinaria fotografía de Russell Boyd y la excepcional banda sonora de Bruce Smeaton y George Zamfir que dan el acabado perfecto a una película interesante, extraña como pocas e injustamente poco conocida.

¿Vacaciones?

Gran parte de esta semana que viene no me encontraréis por Palma. Me voy de lunes a viernes a La Roca. Obligaciones familiares de ésas ineludibles.
Como no sé si podré postear allí he pensado que quizás podría ser interesante recuperar algunas reseñas de cine que posteé hace un tiempo en un blog ahora extinto.

jueves, 9 de abril de 2009

Contrato de maestra de 1923

Este es un acuerdo entre la señorita .....................,maestra, y el Consejo de Educación de la Escuela ............................. por la cual la señorita ..................... acuerda impartir clases durante un periodo de ocho meses a partir del ................. de septiembre de 1923. El Consejo de Educación acuerda pagar a la señorita .............. la cantidad de (*75) mensuales.

La señorita................acuerda:

- No casarse. Este contrato queda automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa.
- No andar en compañía de hombres.
- Estar en su casa entre las 8:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana, a menos que sea atender en función escolar.
- No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.
- No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
- No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.
- No beber cerveza, vino ni whisky.Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra bebiendo cerveza, vino o whisky.
- No viajar en coche o automóvil con ningún hombre excepto su hermano o padre.
- No vestir ropas de colores brillantes.
- No teñirse el pelo.
- Usar al menos dos enaguas.
- No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos.
- Mantener limpia el aula.
a) barrer el suelo al menos una vez al día.
b) fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente.
c) limpiar la pizarra al menos una vez al día.
d) encender el fuezo a las 7:00, de modo que la habitación esté caliente a las 8:00, cuando lleguen los niños.
- No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.

Gracias a Bárbara por enviármelo.

sábado, 4 de abril de 2009

Southland Tales, o hay vida después de Donnie Darko para Richard Kelly

We saw the shadows of the morning light,
The shadows of the evening sun,
'Til the shadows and light were one...


Visionar de nuevo Southland Tales después de cuatro meses de aquella primera y desconcertante vez me lleva a escribir estas líneas. Porque ahora creo que ya soy capaz de decir algo al respecto.

Por partes. Hagámoslo digerible.

Southland Tales es una película.
La segunda película de Richard Kelly, aquel director novel que sorprendió a público y crítica con Donnie Darko, su opera prima que actualmente se considera una obra de culto.

Antes de contaros de qué va la cosa sin duda os encantará saber que Southland Tales fue un sonoro fracaso en taquilla.Y la mayor parte de la crítica que asistió a su estreno en Cannes la puso a parir.

¿De qué va?
Southland Tales está ambientada en Los Angeles, en un futuro inmediato.
Los Estados Unidos sufrieron un ataque terrorista en su propio territorio. Un ataque nuclear. Desde aquel preciso instante el país se enzarzó en una guerra contra el terror a escala global (¿os suena?).
Dio comienzo la Tercera Guerra Mundial, que se libraría en varios escenarios, principalmente en Oriente Medio. Irak estaba entre los campos de batalla donde los marines estadounidenses entrarían en combate.
Pero la guerra contra el terrorismo tendría repercusiones para la política interior norteamericana. Las fronteras interiores se militarizaron y en virtud del Acta Patriótica (la 69) se creó una nueva agencia de seguridad llamada US-Ident que pasó a ejercer un férreo control sobre la información e internet.
La guerra también propició un cambio en el uso de las energías, ya que los suministros petrolíferos provenientes de Oriente Medio cayeron en picado. Un inventor alemán, el Barón Von Westphalen junto a su compañía Treer, patenta un generador basado en el "Karma Fluido", un campo energético originado en las corrientes oceánicas. Una fuente renovable, ilimitada y limpia con la que empiezan a funcionar, progresivamente, todos los medios de transporte.
Otro factor a tener en cuenta es el auge de las teorías marxistas que dan lugar a un Neo-Marxismo que propone, en su línea, la destrucción del sistema capitalista y el derrocamiento de dios. Un movimiento político que cuenta con numerosos adeptos en Los Angeles, especialmente entre artistas e intelectuales.

En este contexto se mueve Boxer Santaros (Dwayne Johnson, "The Rock"), un actor de pelis de acción con amnesia que tiene un affair con Krysta Now (Sarah Michele Gear, "Buffy", en la serie homónima), una ex-actriz porno que trabaja actualmente en una especie de chat show y que hace sus pinitos en el mundo del pop (con un álbum llamado Teen Horniness Is Not A Crime que bien pudiera pasar por una parodia de Britney Spears). Como también están los hermanos Taverner, Roland and Ronald (Seann William Scott), que sirvieron en Irak y cuyos destinos parecen entrelazarse con el de Boxer Santaros en lo que parece ser una trama que podría alcanzar a toda la Humanidad.

Southland Tales demuestra que Richard Kelly tiene una serie de obsesiones particulares que no ceja en plasmar en sus proyectos cinematográficos. Con ello me refiero al tema que ya vimos en Donnie Darko, el del destino, que vuelve a aparecer en esta película sólo que a un nivel más épico, con evidentes ecos apocalípticos (Have a Nice Apocalipsis fue uno de los lemas con que se publicitó la película). Pero no es el único. Y como no quiero spoilearos... hasta aquí puedo leer. Ahora bien, tened en cuenta que Southland Tales, aunque no lo parezca a simple vista, es una película de ciencia ficción. ¡Y vaya si lo es!

Antes de contaros mis impresiones, otro dato que hay que tener en cuenta si se os pasa por la cabeza ver esta peli algún día:
Originalmente estaba pensada como una de las partes integrantes de un proyecto constituído por dos partes más. Bueno, en realidad cada una de estas partes a su vez era una trilogía, de forma que Southland Tales fue concebida en un principio como una historia a contar en nueve partes. Las seis primeras se adaptarían al formato cómic, y las tres últimas, el desenlace, serían la película propiamente dicha. Finalmente el proyecto en cómic se vio reducido a tres partes, cada una de las cuales ha sido un tomo yanki. El cómic está escrito por el mismo Richard Kelly, como no podía ser de otra manera, y dibujado por Brett Weldele, e incluyen fragmentos de un guión cinematográfico, The Power, que no es sino un ejercicio de metalenguaje.

Southland Tales requiere un esfuerzo consciente del lector/espectador. Primero porque la lectura previa de los cómics ayuda a entender elementos de la historia que, de no haberse leído, no acaban de quedar claros, por mucho que la película arranca con 15 minutos en los que Kelly trata de sentar las bases por las que se rige su mundo.

Por otro lado está el elemento apocalíptico, a partir del cual se articula la obra y que se halla configurado a partir de fuentes bíblicas y del particular punto de vista de Richard Kelly. Es éste, en mi opinión, el aspecto más problemático ya que, aunque influye en la comprensión de pequeños detalles a lo largo de toda la película donde se muestra decisivo es a la hora de interpretar el final de la misma. Porque Southland Tales es una película que, una vez visionada, provoca en el espectador la necesidad de una explicación, no es un mero producto de disfrute evasivo. De ahí que mirando en internet no sea extraño encontrar páginas donde uno puede leer las interpretaciones que del film tienen algunos de los fans más acérrimos.
Además, el metraje de la versión disponible en DVD no es íntegro. Kelly ya ha prometido una versión donde presumiblemente además de comentarios y extras podrían aparecer escenas eliminadas, un poco en la línea de la versión en estuche metálico de la edición alemana de Donnie Darko donde se incluían textos que aclaraban en gran medida parte de la acción.
Otro aspecto de Southland Tales que puede despistar al espectador es el amplio número de personajes implicados en la trama. Muchísimos secundarios que vienen a dificultar la comprensión de las distintas tramas que confluyen en la principal.
Evidentemente todo ello supone un serio obstáculo a la hora de entender y disfrutar la película.

Southland Tales se brinda a opiniones diversas. O se la odia o se la ama, sin términos medios. Al menos ésto es lo que deduzco de las críticas que pueden encontrarse en la red. Por lo que a mí respecta, reconozco que la primera vez que la vi, después de haberme gustado mucho los cómics, el desenlace de la película me dejó con cara de tonto. Sí, me pareció una monumental tomadura de pelo. Ahora bien, Kelly había obtenido el mejor de los registros posibles de sus actores y actrices (y que hasta el momento no habían destacado precisamente por sus "excelentes" dotes interpretativas en otras películas), lo cual era ya todo un logro. Además la historia hurgaba en la herida del 11-M, relacionando este hecho, así como la situación real a la que condujo en los USA, con ideas y conceptos de ciencia-ficción, atractivos, que daban pie a múltiples lecturas; el ritmo era correcto (en ningún momento de las más de dos horas que dura se me hizo pesada) y contaba con una banda sonora excepcional que se corresponde a la perfección con lo que el director quiere transmitir en cada escena (además integrada por grupos que me encantan, como Jane's Addiction, Pixies, The Killers, Moby...). Pero eché en falta una explicación y una mayor coherencia interna.
Y después de cuatro meses, el segundo visionado. Y me encantó. Por mucho que el final sigue resultándome extraño. ¿Por qué? Un poco por lo que ya os he comentado. Otro poco por ese componente subjetivo que te lleva a apreciar unas cosas cuando otros no ven más que mierda en su lugar. Y con todo sigo creyendo que Southland Tales podría haber sido una película todavía mejor.

Probad. Si os atrevéis. Y ya me contaréis.

Southland Tales, el trailer

This is the way the world ends,
This is the way the world ends,

Not with a whimper,

But with a BANG.

Un obseso por Blade Runner

Porque deseábais su regreso.

Focus, moraleja de la semana

Fin de cursillos. Desorientación temporal. Se me han acabado los antiestamínicos. He de ponerme al día, cosas que hacer, gente a la que ver, the usual stuff. Mierda de alergia. Una charla sobre el Proyecto A. Un par de ideas útiles. "Bendito" pragmatismo. Planes, planes, planes. Un excelente comienzo de temporada de relatos en Walhalla (jueves noche, nueve y media, cada dos semanas). Vuelve el frío, vuelve la lluvia, hambre de sol (Waitin' For the Sun), de nubes blancas como el algodón recorriendo plácidamente, con calma, el azul del cielo. Rojo. Tres días comiendo deprisa y mal. Negro. Empiezo a verle el lado positivo, con todo lo irracional que os sonará, a la incertidumbre laboral. Ghost Dog. Pila voltaica.
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piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii