Pero al mismo tiempo es muchas otras cosas como Kinsey, un biólogo estadounidense, enseñó a sus conciudadanos a mediados del siglo pasado. Y es que Kinsey es una película que todo el mundo que tuviera el sexo como uno de sus inquietudes-barra-preocupaciones-barra-temas favoritos debería visionar.
¿Qué parte del cuerpo humano puede crecer hasta cien veces su tamaño?
El film, protagonizado por Liam Neeson (que demuestra que es un actor de más registros de los que generalmente se le atribuyen), nos cuenta de manera autobiográfica (si bien con algunas licencias) la vida de este profesor de universidad que pasó de realizar estudios estadísticos centrados en la avispa de la agalla a otros especializados en el sexo humano con la voluntad de paliar el enorme desconocimiento que del mismo se tenía en la sociedad norteamericana de su época.
Y es que Kinsey fue el producto lógico resultante de varios factores: una familia dominada por la figura paterna, un estricto pastor metodista; su labor como zoólogo, que le llevó a adoptar un método de trabajo de base estadística; y esa sociedad norteamericana a la que aludíamos, tremendamente ignorante aun en su franja de población con estudios, presa del prejuicio, convencional en su comportamiento y encorsetada por una moralidad de origen puritano.
La película, clásica en su ejecución a cargo del director Bill Condon (sí, lo sé, parece de chiste) es muy interesante como retrato de las concepciones que la sociedad norteamericana tenía del sexo en la primera mitad del siglo pasado, y de ella se puede inferir la conveniencia de una educación sexual sin los tabúes y prejuicios que determinadas superestructuras ideológicas suelen imponer: Por lo que a este caso se refiere, las desastrosas consecuencias que tuvo el puritanismo de los padres fundadores (aun presente en ese país, y con ello me refiero a nuestros tiempos y de forma manifiesta).
En definitiva, una peli recomendable en cualquier ámbito donde este tema haya sido objeto de una evidente condena por parte de la perversa labor del estamento eclesiástico en connivencia con la clase gobernante. ¿Os suena de algo?
Ah, por cierto, la respuesta a la pregunta de antes es...
... la pupila.
La película, clásica en su ejecución a cargo del director Bill Condon (sí, lo sé, parece de chiste) es muy interesante como retrato de las concepciones que la sociedad norteamericana tenía del sexo en la primera mitad del siglo pasado, y de ella se puede inferir la conveniencia de una educación sexual sin los tabúes y prejuicios que determinadas superestructuras ideológicas suelen imponer: Por lo que a este caso se refiere, las desastrosas consecuencias que tuvo el puritanismo de los padres fundadores (aun presente en ese país, y con ello me refiero a nuestros tiempos y de forma manifiesta).
En definitiva, una peli recomendable en cualquier ámbito donde este tema haya sido objeto de una evidente condena por parte de la perversa labor del estamento eclesiástico en connivencia con la clase gobernante. ¿Os suena de algo?
Ah, por cierto, la respuesta a la pregunta de antes es...
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