martes, 9 de diciembre de 2008

Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Días extraños éstos. Y no, no es la peli de Ralph Fiennes, sino lo que me ha tocado en suerte esta última semana y pico. Días tristes. Días donde asoma la nostalgia. Pero al mismo tiempo, días inquietos, picor en los pies.
En mala hora descubro quiénes son Explosions in the Sky (la peor combinación cuando te encuentras en un andén solitario bajo la lluvia -qué bien sabe!-). Me indigno con un curso del sindicato al que estoy afiliado (no por mucho tiempo) y troco toda esa energía contenida (solo de batería atrapado en un bucle infinito) en un auténtico día de furia; sonrisas malévolas, arrebato, direcciones de correo electrónico de asociaciones y algún que otro periódico.
Energía en punto límite: Dos puntos de florete que saben a gloria y que te hacen olvidar todos los moratones. Un hormigueo en los dedos. Parezco un generador de energía estática. Keep Out!
Desubicado. Todo pasa muy deprisa, como una película a cámara rápida ante mis ojos. Borrones. ¿Dónde anda el mando a distancia? Vale, aquí: un nuevo agujero, un nuevo piercing. El dolor me hace tocar con los pies en el suelo. Sonrío. El lobo pugna por desgarrar la carne, astillar el hueso. Sonrío.
Tiempo para pensar. Para planear. Saltar encima del caballo de hierro. Hollar la arena de las playas bretonas. Vino oscuro en una taberna veneciana. ¿Y por qué no? Planes. Y decisión para acometerlos. Sonrío.
Días extraños, como véis.

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