martes, 16 de diciembre de 2008

24 Hour Party People


Sexo, Drogas y Carcajadas.
Lo que se puede leer en la carátula del dvd.
No sé qué me llevó a pensar que necesitaba volver a ver esta peli...

24 Hour Party People es un film de Michael Winterbottom que trata sobre la movida musical de Manchester, desde finales de los 70 hasta los 90, de la mano de Tony Wilson, presentador del programa So It Goes de Granada TV y fundador del sello discográfico Factory que daría a conocer a míticos grupos como Joy Division (y futuros New Order tras el triste fallecimiento de su carismático cantante, Ian Curtis) o Happy Mondays.
La película, que participa del biopic, el pseudo-documental y el videoclip constituye el ejemplo perfecto de lo que podríamos definir como postmodernidad. Pero por encima de concepciones formales, 24 Hour Party People nos presenta una forma de entender la música que puede resultar cuanto menos peculiar hoy en día, malacostumbrados como estamos a toda esa ristra de triunfitos, artistas de la pose y el cante o no-muertos que viven de rentas, presentes en los mass media por doquier, publicitados hasta la saciedad, independientemente de las virtudes (por lo general escasas) de su música.
Y es que la música era la pasión de Tony Wilson, una pasión que le llevó a adoptar una serie de decisiones que, aunque probablemente no fueron las más sensatas desde un punto de vista mercantilista, reafirmaron su ideal, ese ideal que ponía la música por encima de concepciones más materialistas, equiparándola al Arte (así, en mayúsculas). Sí, todo muy bonito. Bendita inocencia. Benditas drogas.
La película, que había visto hace un par de años, volvió a sorprenderme. Cuenta con un ritmo excelente, al que contribuye la complicidad de un Tony Wilson (brillantemente interpretado por Steve Coogan) que no cesa de dirigirse al espectador. Es un vivo retrato de una época y un país (no nos quedemos en los suburbios de Manchester), por mucho que no podamos estar seguros al cien por cien de las anécdotas particulares protagonizadas por Wilson, sus socios de la Factory y sus grupos (sí, entre la verdad y la leyenda, yo también prefiero la segunda). Es una crónica de la música que salió de allí (aquí si os interesa el rollo disfrutaréis por partida doble de la peli). Es la historia de un ascenso y una caída. De cómo la el hombre, aunque topándose con la más cruda de las realidades, puede, en última instancia, refugiarse en el disfrute del momento y sobrevivir, aun a coste de su inocencia.
Un peliculón, vamos.

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