Leo en El Público que el portavoz del PP en lo concerniente a Educación en el Congreso, Juan Antonio Gómez Trinidad ha dicho:
No se puede retirar las subvenciones a los colegios de educación diferenciada sólo por el hecho de que separen a niños y niñas.
Lo cual venía a cuento de la decisión anunciada por algunas comunidades autónomas que apuntaba a la retirada de los conciertos económicos a aquellos centros de enseñanza que han optado por la educación diferenciada.
Así que sale a colación la LOE (Ley Orgánica de Educación), que en su artículo 84.3 dice que en ningún caso habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión.El problema viene cuando cada Administración interpreta la ley en función de su propia filiación ideológica (o sea, la de los políticos de turno) y a la naturaleza de los centros existentes en su territorio, amparándose para ello en una evidente indefinición por lo que respecta al concierto económico (o sea, si la Administración se encarga o no de pagar a los "profesionales" encargados de esa educación).
En efecto, la LOE no concreta gran cosa en este terreno; tan sólo existe una disposición adicional, la 25, según la cual se establece que los colegios mixtos serán objeto de atención preferente y prioritaria.
A partir de estas consideraciones vienen los juegos de palabras. Como el que "separar" no es lo mismo que "discriminar" (el propio portavoz del PP afirma que la educación diferenciada no es un modelo "discriminatorio"). Por tanto los hay que deducen que separar niños de niñas es algo perfectamente "legal". Y en función de esta presunta legalidad manifiesta habida cuenta las palabras recogidas en la LOE, dichos colegios e institutos que practican la separación en virtud del sexo solicitan la financiación pública. Aun así se quejan, y más ahora que cada vez más comunidades parecen adoptar la firme resolución de retirar sus conciertos económicos con esos centros de educación diferenciada. Así el propio Gómez Trinidad expone que la financiación de estos centros no puede estar al arbitrio del consejero de Educación de turno (ver link anterior). Lo cierto es que el asunto tiene cojones.
Sí, porque la educación diferenciada va más allá en tanto que:
1) se argumentan razones psicopedagógicas para separar niños de niñas. Aquí la religión o la ideología no pintan nada, por supuesto. ¿A qué nos estamos referiendo con ésto? Al desarrollo y maduración diferenciados de niños y niñas de la misma edad. Separando ambos sexos, según esta tendencia, se mejora el rendimiento. El investigador de la Universidad de Sevilla Francisco Lorenzo lo niega: "En estos centros la principal variable es el perfil socioeconómico, que es lo que más influye en el rendimiento". Se podría hacer otra réplica: Si la escuela busca la inserción dentro de un marco social, económico, político, cultural determinado (en definitiva, una realidad particular), ¿es válido ir en contra de un condicionante universal? ¿Acaso lo "normal" no sería crecer conociendo a esa otra parte con la que compartimos espacio y tiempo? Otros, psicopedagogos también, afirman que una educación integrada, palabras abundantes en el texto legislativo aparte de encontrarse de moda hoy en día, es inestimable en un aspecto sumamente preocupante de nuestra sociedad como es la violencia de género.
2) afirma su existencia diciendo que los padres deberían ser capaces de tener la libertad de elegir el centro de sus hijos. Y claro, retirar la financiación pública a estos centros equivaldría que las familias con menores recursos económicos no podrían optar a ello. Claro. Los conservadores siempre pensando en el bienestar social.
3) a estas dos consideraciones, ambas sostenidas por el señor Gómez Trinidad, se añade el hecho de que el honorable diputado afirma que este modelo está en crecimiento en todo el mundo, poniendo el ejemplo yanki. Hasta Obama, el hasta hace poco denostado por el PP, parece ser un partidario del modelo. Por supuesto que el señor Gómez Trinidad se olvida de quién está hablando y de sus circunstancias culturales actuales.
Qué queréis que os diga, uno ya está harto de tanta opinión política interesada, hipócrita y, ocasionalmente, desinformada. Lo peor es que el interés, a su vez, a menudo revierte en desinformación por parte del público. No entraré en polémicas como la desencadenada por la asignatura, materia o área de Educación por la Ciudadanía, pero creo evidente que algo pasa cuando un padre te pregunta si el bajo nivel formativo de sus hijos se debe a aquélla. La desinformación y la ignorancia beneficia al político en general. Las masas ignorantes siempre han sido fáciles de manipular. Y al final y en este caso los perjudicados, al menos en mi opinión, son nuestros jóvenes.
Fuentes consultadas: LOE
El Público
El País (digital)
Diariocrítico de la SOciedad, Cultura y Ocio
Nota: Tirón de orejas a El Público de hoy por afirmar que el artículo 84.3 de la LOE prohíbe el concierto económico con aquellos centros que discriminen a sus alumnos en función de su raza, sexo o religión.
No se puede retirar las subvenciones a los colegios de educación diferenciada sólo por el hecho de que separen a niños y niñas.
Lo cual venía a cuento de la decisión anunciada por algunas comunidades autónomas que apuntaba a la retirada de los conciertos económicos a aquellos centros de enseñanza que han optado por la educación diferenciada.
Así que sale a colación la LOE (Ley Orgánica de Educación), que en su artículo 84.3 dice que en ningún caso habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión.El problema viene cuando cada Administración interpreta la ley en función de su propia filiación ideológica (o sea, la de los políticos de turno) y a la naturaleza de los centros existentes en su territorio, amparándose para ello en una evidente indefinición por lo que respecta al concierto económico (o sea, si la Administración se encarga o no de pagar a los "profesionales" encargados de esa educación).
En efecto, la LOE no concreta gran cosa en este terreno; tan sólo existe una disposición adicional, la 25, según la cual se establece que los colegios mixtos serán objeto de atención preferente y prioritaria.
A partir de estas consideraciones vienen los juegos de palabras. Como el que "separar" no es lo mismo que "discriminar" (el propio portavoz del PP afirma que la educación diferenciada no es un modelo "discriminatorio"). Por tanto los hay que deducen que separar niños de niñas es algo perfectamente "legal". Y en función de esta presunta legalidad manifiesta habida cuenta las palabras recogidas en la LOE, dichos colegios e institutos que practican la separación en virtud del sexo solicitan la financiación pública. Aun así se quejan, y más ahora que cada vez más comunidades parecen adoptar la firme resolución de retirar sus conciertos económicos con esos centros de educación diferenciada. Así el propio Gómez Trinidad expone que la financiación de estos centros no puede estar al arbitrio del consejero de Educación de turno (ver link anterior). Lo cierto es que el asunto tiene cojones.
Sí, porque la educación diferenciada va más allá en tanto que:
1) se argumentan razones psicopedagógicas para separar niños de niñas. Aquí la religión o la ideología no pintan nada, por supuesto. ¿A qué nos estamos referiendo con ésto? Al desarrollo y maduración diferenciados de niños y niñas de la misma edad. Separando ambos sexos, según esta tendencia, se mejora el rendimiento. El investigador de la Universidad de Sevilla Francisco Lorenzo lo niega: "En estos centros la principal variable es el perfil socioeconómico, que es lo que más influye en el rendimiento". Se podría hacer otra réplica: Si la escuela busca la inserción dentro de un marco social, económico, político, cultural determinado (en definitiva, una realidad particular), ¿es válido ir en contra de un condicionante universal? ¿Acaso lo "normal" no sería crecer conociendo a esa otra parte con la que compartimos espacio y tiempo? Otros, psicopedagogos también, afirman que una educación integrada, palabras abundantes en el texto legislativo aparte de encontrarse de moda hoy en día, es inestimable en un aspecto sumamente preocupante de nuestra sociedad como es la violencia de género.
2) afirma su existencia diciendo que los padres deberían ser capaces de tener la libertad de elegir el centro de sus hijos. Y claro, retirar la financiación pública a estos centros equivaldría que las familias con menores recursos económicos no podrían optar a ello. Claro. Los conservadores siempre pensando en el bienestar social.
3) a estas dos consideraciones, ambas sostenidas por el señor Gómez Trinidad, se añade el hecho de que el honorable diputado afirma que este modelo está en crecimiento en todo el mundo, poniendo el ejemplo yanki. Hasta Obama, el hasta hace poco denostado por el PP, parece ser un partidario del modelo. Por supuesto que el señor Gómez Trinidad se olvida de quién está hablando y de sus circunstancias culturales actuales.
Qué queréis que os diga, uno ya está harto de tanta opinión política interesada, hipócrita y, ocasionalmente, desinformada. Lo peor es que el interés, a su vez, a menudo revierte en desinformación por parte del público. No entraré en polémicas como la desencadenada por la asignatura, materia o área de Educación por la Ciudadanía, pero creo evidente que algo pasa cuando un padre te pregunta si el bajo nivel formativo de sus hijos se debe a aquélla. La desinformación y la ignorancia beneficia al político en general. Las masas ignorantes siempre han sido fáciles de manipular. Y al final y en este caso los perjudicados, al menos en mi opinión, son nuestros jóvenes.
Fuentes consultadas: LOE
El Público
El País (digital)
Diariocrítico de la SOciedad, Cultura y Ocio
Nota: Tirón de orejas a El Público de hoy por afirmar que el artículo 84.3 de la LOE prohíbe el concierto económico con aquellos centros que discriminen a sus alumnos en función de su raza, sexo o religión.
3 comentarios:
Yo soy partidaria de la educación pública y mixta (y por supuesto, laica), que es lo que he vivido siempre y lo que me parece más positivo para un niño. El resto, efectivamente, no dejan de ser puras consideraciones políticas y económicas que poco o nada tienen que ver con la educación ni con la formación de los adultos del futuro.
saluditos
Sí, estoy de acuerdo, pero no deja de resultar paradójico que esta educación, aunque a priori nos pueda resultar la más idónea de entre las posibilidades actualmente disponibles, sea una de las más denostadas a nivel general.
¿Y de dónde vienen las opiniones? No sólo de detractores conscientes que se mueven por intereses diferentes, sino por una parte importante de la sociedad que está, simplemente, descontenta por los datos que de tanto en tanto salen a la luz. Ahora bien, ese estado de opinión se forma, y a menudo sobre testimonios de individuos, sectores y organismos que no tienen ni pajolera idea de qué es lo que ocurre en las aulas. O si tienen alguna es meramente una convención que no se corresponde con la realidad.
Que este tipo de educación no es una panacea es evidente (mucho resta para que funcione mejor), pero creo que habría que resultar más consecuente con lo que se dice y se difunde.
Coincido en que hay demasiados intereses metido en la educación; es una vergüenza: la educación debería estar por encima de intereses, ideologías o partidos. Mucha gente predica desde sus oficinas o pretende decir cómo han de funcionar las aulas sin tener ni puta idea de cómo funcionan.
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