Lo reconozco aquí y ahora, y por tanto públicamente: Hace falta muy poco para ilusionarme y hacerme saltar, cual resorte, en un maelstrom de dedicación y actividad. Pero tras leer la declaración de principios del proyecto Alerta Pingüina no puedo sino reconocer que muchos otros, sin duda más reticentes y/o remolones, sucumbirían a sus encantos.
Valga esta diatriba como introducción a este pequeño librito (diminutivo que sólo se le puede aplicar con propiedad a su formato) que ha caído en mis manos y que firman Carlos Pons Olivares, escritor integrante de esta guerrilla urbana cultural pero sin boinas que es Alerta Pingüina, y Alejandro Xamena, que habiéndose encargado del diseño y la maquetación ha obtenido un resultado de lo más "cuco".
El Efecto Adelaida. Los Chicos de la Tierra es la primera parte de una historia serializada que me atrevería a encuadrar dentro del género de la ciencia ficción, y que participa de ese espíritu alegre y comprometido que orienta el proyecto bajo cuya ala se cobija. Un ideario en buena parte revolucionario que persigue la difusión artística y cultural en todas y cada una de sus posibles expresiones, imbuído de un espíritu que casi me atrevería a describir como lúdico y con la voluntad de llegar al mayor número posible de receptores. La calle se convierte, así, en el campo de batalla para estos chicos y chicas que buscan despertar y agitar conciencias a la par que hacer pasar un buen rato a quienquiera que decida prestarles atención.
Los Chicos de la Tierra es el primero de un total de cinco volúmenes que componen la serie y que es de esperar que antes o después vean la luz, aunque sea echando mano de la autoedición como es el caso que nos ocupa.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo algo, y por disfrutar me refiero a una explosión de carcajadas que amenaza con desencajar tu mandíbula. ¿Acaso reconozco aquí algo así como la mano sutil del novelista fantástico Terry Pratchet a la que se podría añadir unas gotas del humor surrealista del grupo Monty Python? Pero que estas líneas no os lleven a engaño; Carlos Pons tiene un estilo personal propio, simple aunque muy efectivo, que se auna con una historia que atrapa la atención del lector desde la primera página, que se desarrolla a buen ritmo, depara algunas sorpresas y acaba por generar un interés patente que pervive una vez finalizada su lectura. Vamos, que no es moco de pavo.
¿Pero de qué coño va? Um, podría hablaros de paradojas multidimensionales, el descubrimiento de lo que de verdad significa el Amor, una revolución vital en contra de un sistema apático y monocromo, Hombres-Hongo, Bestias maullantes y así un largo etcétera. Apuesto a que os habéis quedado igual. ¿Acaso creíais que os iba a contar algo más? Amos, anda! Pringaos un poco, salid a la calle y buscad una copia, gratuíta para más señas (seguro que este adjetivo os termina de decidiros). Se dice que hay copias repartidas por diversos lugares.. la UIB, Gotham Còmics, Tunnel, el Guirigai... y si la caza y captura de libros no es lo vuestro siempre podéis poneros en contacto con Alerta Pingüina.
Valga esta diatriba como introducción a este pequeño librito (diminutivo que sólo se le puede aplicar con propiedad a su formato) que ha caído en mis manos y que firman Carlos Pons Olivares, escritor integrante de esta guerrilla urbana cultural pero sin boinas que es Alerta Pingüina, y Alejandro Xamena, que habiéndose encargado del diseño y la maquetación ha obtenido un resultado de lo más "cuco".
El Efecto Adelaida. Los Chicos de la Tierra es la primera parte de una historia serializada que me atrevería a encuadrar dentro del género de la ciencia ficción, y que participa de ese espíritu alegre y comprometido que orienta el proyecto bajo cuya ala se cobija. Un ideario en buena parte revolucionario que persigue la difusión artística y cultural en todas y cada una de sus posibles expresiones, imbuído de un espíritu que casi me atrevería a describir como lúdico y con la voluntad de llegar al mayor número posible de receptores. La calle se convierte, así, en el campo de batalla para estos chicos y chicas que buscan despertar y agitar conciencias a la par que hacer pasar un buen rato a quienquiera que decida prestarles atención.
Los Chicos de la Tierra es el primero de un total de cinco volúmenes que componen la serie y que es de esperar que antes o después vean la luz, aunque sea echando mano de la autoedición como es el caso que nos ocupa.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo algo, y por disfrutar me refiero a una explosión de carcajadas que amenaza con desencajar tu mandíbula. ¿Acaso reconozco aquí algo así como la mano sutil del novelista fantástico Terry Pratchet a la que se podría añadir unas gotas del humor surrealista del grupo Monty Python? Pero que estas líneas no os lleven a engaño; Carlos Pons tiene un estilo personal propio, simple aunque muy efectivo, que se auna con una historia que atrapa la atención del lector desde la primera página, que se desarrolla a buen ritmo, depara algunas sorpresas y acaba por generar un interés patente que pervive una vez finalizada su lectura. Vamos, que no es moco de pavo.
¿Pero de qué coño va? Um, podría hablaros de paradojas multidimensionales, el descubrimiento de lo que de verdad significa el Amor, una revolución vital en contra de un sistema apático y monocromo, Hombres-Hongo, Bestias maullantes y así un largo etcétera. Apuesto a que os habéis quedado igual. ¿Acaso creíais que os iba a contar algo más? Amos, anda! Pringaos un poco, salid a la calle y buscad una copia, gratuíta para más señas (seguro que este adjetivo os termina de decidiros). Se dice que hay copias repartidas por diversos lugares.. la UIB, Gotham Còmics, Tunnel, el Guirigai... y si la caza y captura de libros no es lo vuestro siempre podéis poneros en contacto con Alerta Pingüina.
4 comentarios:
Uro!
Uro!
Hagamos algo gordo...
Joder, vaya que sí!
Infórmame no más el día que el espíritu de Nerón se apodere de tí..
;)
me ha flipado el manifiesto!
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