jueves, 21 de mayo de 2009

Los desmanes de la Iglesia (católica)

Otra vez parte del estamento eclesiástico católico irlandés se encuentra en el punto de mira de los medios:

viernes, 15 de mayo de 2009

Jornades sobre La Novel·la gràfica i el còmic com a recurs educatiu



Mira que me gusta poco, pero un cúmulo de circunstancias varias y de índole personal me deciden a poner por escrito algo que, de no hacerlo, sé que actuaría en mi perjuicio. Me disculparéis, pero hoy he de escupir veneno.

Acudo a unas jornadas sobre aplicación didáctica del cómic que organiza el ICE. Hasta aquí, ningún problema.

La primera jornada, la de hoy, estaba constituída por tres ponencias. La primera a cargo de Pere Joan, autor y editor de Inrevés Edicions. La segunda de Francesc Capdevila, aka MAX, autor y editor de la susodicha editorial. La tercera de Rosa Aparicio, filóloga (aunque se la presenta como pedagoga) que trabaja en el Centre de Recursos Pedagògics del Hospitalet y es miembro de la Associació d'Amics del Còmic la Baska.

Round 1: Pere Joan empieza hablando del cómic como medio y después de divagar un rato presenta una selección de algo más de una docena de obras en su opinión susceptibles de ser consideradas como “ejemplares” en un sentido que, advertida la audiencia de que su aplicación en el aula es harto difícil para algunas de ellas, se adivina que obedece a un mero criterio personal. En pocas palabras, me gustaban estos cómics y os hablo de qué van. ¿Los cómics? Sacados de la sección de turno del Babelia o cualquier otro suplemento cultural dominical: King, La ascensión del gran mal, Paracuellos, No pasarán, Palestina, Arrugas, Conversaciones imaginarias con mi madre, 99 ejercicios de estilo, El fotógrafo, Adolf, El almanaque de mi padre, etc.
Después de no mucho pensar reparo en que para Pere Joan el objeto de las jornadas, léase la aplicación didáctica del cómic, se reduce a hablar por encima de cómics con contenido político y social en la mayor parte de los casos.
Independientemente de la calidad de dichas obras, avalada por la crítica especializada y premiada en diversos certámenes, ¿os imagináis a un chaval o una chavala de ESO leyendo King o Palestina?
Y me pregunto... ¿por qué Pere Joan enfocó así el tema cuando daba por supuesto que su selección quizás no era la más adecuada para ser utilizada en el aula por el docente?
Finalizada la ponencia, Pere Joan da paso a Max, el cual le recuerda que primero va una ronda de preguntas y luego un descanso.
La primera pregunta se centra en un cómic sobre Palestina editado por Inrevés y que será distribuido en los institutos. Se alude a la polémica que ha generado de la cual he leído algunas cosas referidas a su orientación ideológica, al dinero público que se ha invertido en él y sobre las críticas que ha suscitado desde los USA. Pere Joan da por supuesto que una pregunta así tocaba salir habida cuenta de su calidad como editor. Tras unos momentos estériles a mi parecer, una pregunta hiriente de un oyente que se ha dado cuenta de que no ha aparecido ningún ejemplo de “novela gráfica” USA en la selección del ponente. A Pere Joan no se le ocurre ningún ejemplo de cómic USA que trate temática social o política. Pide ayuda a Max, sentado en primera fila, que está igual que él.

Round 2: MAX lee su ponencia sobre Maus en catalán, editado por Inrevés. En la ronda de preguntas reconoce que él no es docente al ser preguntado por la potencialidad didáctica de la obra.

Round 3: Rosa Aparicio arranca con las posibilidades que brinda el cómic como recurso educativo. Reconoce leer de todo, superhéroes incluidos y centra la mitad de su discurso en aspectos ligados al cómic como lenguaje, siguiendo las tesis de Scott McCloud.De sus palabras se deduce que conoce exhaustivamente de lo que está hablando. Hace circular unos dossiers prácticos para cómics destinados a diversas etapas educativas que sugieren un ingente trabajo de fondo. Aun así, sufre problemas técnicos que tardan en ser resueltos. Tampoco ayuda que en el último momento se haya optado por suspender el descanso previsto antes de su ponencia, y la audiencia muestra síntomas de cansancio. En la ronda de preguntas una única que le inquiere en torno a un precedente histórico del cómic de ámbito local (ante todo seamos chovinistas, por favor).

Acaba la primera jornada y me pregunto cuál es la impresión que se ha llevado la gente que se ha inscrito. Docentes y universitarios con vocación docente. ¿Cuántos de ellos estarán familiarizados con el cómic? ¿Cuántos de aquellos que desconocen el medio se contagiarán del prejuicio sucinto en las palabras de dos de los ponentes? ¿Hará mella en ellos la desinformación?
Tan sólo espero que la jornada de mañana sea más provechosa y prevalezca el enfoque que debería haberse priorizado en las ponencias y en la selección de los ponentes por parte de la organización.

Eliot y los gatos

Siempre he evitado a T.S. Eliot. Había leído por ahí diversas opiniones de coetáneos a los que tengo aprecio y que no le ponían muy bien que digamos. Pero leyendo La última partida de Tim Powers las citas de Eliot están presentes de continuo, así que me decidí a buscar material suyo. Y me he encontrado un poemario sobre gatos que destaca por la singularidad de su propuesta habida cuenta de la naturaleza del grueso de su obra.
Como sé que algun@s de vosotr@s tenéis un feeling especial por este animal, aquí tenéis una muestra y abajo un link donde podréis leer toda la obra.

MORGAN

I once was a Pirate what sailed the 'igh seas -
But now I've retired as a com-mission-aire:
And that's how you find me a-taking' my ease
And keepin' the door in a Bloomsbury Square.

I'm partial to partridges, likewise to grouse,
And I favour that Devonshire cream in a bowl;
But I'm allus content with a drink on the 'ouse
And a bit o' cold fish when I done me patrol.

I ain't got much polish, me manners is gruff,
But I've got a good coat, and I keep meself smart;
And everyone says, and I guess that's enough:
`You can't but like Morgan, 'e's got a kind 'art.'

I got knocked about on the Barbary Coast,
And me voice it ain't no sich melliferous horgan;
But yet I can state, and I'm not one to boast,
That some of the gals is dead keen on old Morgan.

So if you 'ave business with Faber - or Faber -
I'll give you this tip, and it's worth a lot more:
You'll save yourself itme, and you'll spare yourself labour
If jist you make friends with the Cat at the door.

Old Possum's Book of Practical Cats, by T.S.Eliot

lunes, 4 de mayo de 2009

The Last Wish (El último deseo), Andrzej Sapkowski


The Last Wish es la primera parte de la saga protagonizada por el cazador de monstruos Geralt de Rivia, escrita por el polaco Andrzej Sapkowski.
Sí, lo de cazador de monstruos no es que suene muy bien que digamos, y más cuando el lector ocasional que pueda estar leyendo estas líneas puede que no sea consumidor habitual de fantasía.
En mi caso, aun lector del género (y bastante selectivo), he de reconocer que la premisa básica del libro, centrada en este personaje del que en un principio poco se sabe salvo que es realmente diestro con el hierro, hace gala de conocimientos propios de un brujo y da muerte, por un precio, a criaturas que pueblan el mundo de fantasía por el que deambula sin destino aparente, poco o nada me atraía. A ello se sumaba el hecho de que en varios años trabajando en una librería varios clientes me lo habían recomendado con un fervor similar al de aquel que te pone por las nubes el best-seller de turno. Además, reconozco que nunca he sido seguidor de la fantasía clásica al uso, ya sea de calidad como sustituta del papel higiénico, y que siempre he apostado por aquello que se desmarca de lo convencional que, desafortunadamente, prima en el género no sólo en las estanterías de las librerías sino en las preferencias del aficionado típico. O sea, Geralt no las tenía todas consigo para ganarse mi atención.
Pero Sapkowski venía aclamado por la crítica especializada y contaba en su haber una novela histórica igualmente alabada por aquella, de forma que acabó ganándose una oportunidad.

The Last Wish es una introducción al personaje que protagonizará una saga que actualmente cuenta con siete volúmenes (seis de los cuales están disponibles en castellano), pero a diferencia de otras series similares esta primera entrega tiene la ventaja de que puede leerse de forma independiente al reunir diversos relatos cortos que tienen como objeto anécdotas que aparecen a lo largo de una historia de fondo que proporciona cohesión al conjunto, con la particularidad añadida de que el lector, una vez completada su lectura, no tiene por qué seguir leyendo para satisfacer su curiosidad al respecto de una trama interrumpida de forma más o menos abrupta. Lo único que pueda sucederle al lector ocasional es que se sienta atraído por la naturaleza del personaje que ha protagonizado las diversas historias que acaba de leer y busque saber más sobre su persona y un destino que se prevee aciago.
Una particularidad reseñada por doquier en torno a este libro es el homenaje que Sapkowski hace de diversos cuentos y fábulas tradicionales y universales, contemplándolas desde una óptica muy personal que casi podría calificarse como materialista. La más cruda de las realidades gobierna todo el trasfondo en el que tienen lugar las andanzas de Geralt, y las fábulas que se adivinan detrás de cada uno de los relatos no podrían ser una excepción a la regla que es, en última instancia, lo importante de todo este asunto.
El realismo echa por tierra las convenciones de un género donde al héroe se le suele elevar por encima de la simple naturaleza mortal, apostando por un tono pseudoheroico típico a más no poder. Geralt no es así. Para empezar es falible, como muchos de los héroes de la fantasía mainstream, sí, pero a diferencia de éstos, a menudo suma de clichés desprovista de personalidad y rayana en la sosería, Geralt está muy hábilmente caracterizado, y más teniendo en cuenta que el autor dosifica toda información en torno a él con cuentagotas. Geralt es sumamente complejo, un personaje moral (lo cual no es moco de pavo habida cuenta de los tiempos que corren, tanto para nosotros como para él), carnal, con un sentido del humor que coquetea con un cinismo explicable por sus desafortunadas circunstancias personales... Características varias cuya combinación tiene como resultado que el personaje se vea colocado a un nivel próximo al del lector que participa de sus aventuras y desventuras. Todo ello no muy habitual, al menos en el grado en que The Last Wish contempla cada uno de estos rasgos definitorios.
Y es que Geralt renueva el género. Insuflado de la frescura de la que carecen los clásicos de cuyo ejemplo más destacado en mi opinión sería el Señor de los Anillos (quien se quiera rasgar las vestiduras que lo haga, ¡qué diablos!), sin embargo está dotado de una calidad literaria poco usual y que comparte con aquellos, ya que aunque el lector acabe recordando su lenguaje informal, chabacano por momentos, Sapkowski demuestra que tiene grandes tablas como escritor y un conocimiento histórico que aplica al género fantástico por medio de términos específicos que me supusieron todo un reto al leerlo en inglés. Pero no sólo ésto dice bastante a su favor, sino que el autor goza de un importante y extenso repertorio de vocabulario que utiliza con propiedad y siempre de forma plenamente consciente de lo que quiere transmitir en cada momento.
Por lo que respecta al ritmo de la obra, el libro se lee de forma fluída, aderezándose con alguna que otra sorpresa que obra aun más en su beneficio.

Para acabar tan sólo deciros que creo que The Last Wish es lectura obligada para cualquier fan de fantasía que se precie. Sentenciando, que es gerundio.
No sigáis mi ejemplo y tardéis tanto a leéroslo.