Tobe Hooper, director de la mítica La matanza de Texas, rodó en 1979 Salem's Lot, miniserie para televisión que aquí conoceríamos como Phantasma II (sí, no podría ser más absurdo), y que adaptaba una de las novelas más famosas de Stephen King, uno de los autores que posiblemente más obras suyas ha visto llevadas a la pequeña o a la gran pantalla, con una suerte de lo más variopinta.
En este caso Hooper tenía un presupuesto de lo más modesto para ponerse manos a la obra con una aparente historia de vampiros que, como buen best-seller del escritor nacido en Maine, aprovecha para diseccionar la sociedad norteamericana de la época, centrándose en las pequeñas miserias propias de las gentes que habitan un pueblecito. Y la verdad, con el ahorro de medios que Hooper contaba para esta miniserie para televisión he de decir que el resultado es más que digno: La ambientación recibe una especial atención como elemento que pone al espectador en tensión, y en este sentido es bastante fiel al original, al tiempo que algunas escenas preparan el terreno a la que sería otra conocida película de Hooper, Poltergeist. Todo conseguido con efectos chapuceros (aunque dignos de elogio en tanto que artesanales) pero que saben captar a la perfección una aureola de carácter mágico que es más propia del clasicismo de antaño que de estos tiempos donde el posmodernismo campa a sus anchas. Pátina mágica que indiscutiblemente ha de ponerse en relación con la percepción propia de la infancia y que es una constante en la obra de Stephen King.
Además, debe reconocerse que cuenta con algunas escenas francamente memorables que deberían pasar a ser recordadas dentro de la mejor tradición del cine de terror. Como también cuenta con algunos hallazgos iconográficos dentro del cine de vampiros, como la caracterización del "nido" del sire: lejos del típico ataúd que popularizó la Hammer, los "niños" creados por el maestro duermen junto a él distribuyéndose sin orden ni concierto por el suelo de una inmunda cámara.
Por supuesto, Salem's Lot no salió de la nada, y en ella percibimos la influencia de otras obras, como The Haunting of Hill House, no sólo en el original sino en su versión televisiva. Como también Nosferatu es un referente ineludible. Como también marcaría a films posteriores, como esa divertida gamberrada de los ochenta que es Fright Night (la escena final es un calco pasado por el tamiz del cine palomitero para adolescentes de la época).
En definitiva, una de las mejores adaptaciones para la pequeña pantalla de una obra de King, ¡con treinta años ya de antigüedad!
En este caso Hooper tenía un presupuesto de lo más modesto para ponerse manos a la obra con una aparente historia de vampiros que, como buen best-seller del escritor nacido en Maine, aprovecha para diseccionar la sociedad norteamericana de la época, centrándose en las pequeñas miserias propias de las gentes que habitan un pueblecito. Y la verdad, con el ahorro de medios que Hooper contaba para esta miniserie para televisión he de decir que el resultado es más que digno: La ambientación recibe una especial atención como elemento que pone al espectador en tensión, y en este sentido es bastante fiel al original, al tiempo que algunas escenas preparan el terreno a la que sería otra conocida película de Hooper, Poltergeist. Todo conseguido con efectos chapuceros (aunque dignos de elogio en tanto que artesanales) pero que saben captar a la perfección una aureola de carácter mágico que es más propia del clasicismo de antaño que de estos tiempos donde el posmodernismo campa a sus anchas. Pátina mágica que indiscutiblemente ha de ponerse en relación con la percepción propia de la infancia y que es una constante en la obra de Stephen King.
Además, debe reconocerse que cuenta con algunas escenas francamente memorables que deberían pasar a ser recordadas dentro de la mejor tradición del cine de terror. Como también cuenta con algunos hallazgos iconográficos dentro del cine de vampiros, como la caracterización del "nido" del sire: lejos del típico ataúd que popularizó la Hammer, los "niños" creados por el maestro duermen junto a él distribuyéndose sin orden ni concierto por el suelo de una inmunda cámara.
Por supuesto, Salem's Lot no salió de la nada, y en ella percibimos la influencia de otras obras, como The Haunting of Hill House, no sólo en el original sino en su versión televisiva. Como también Nosferatu es un referente ineludible. Como también marcaría a films posteriores, como esa divertida gamberrada de los ochenta que es Fright Night (la escena final es un calco pasado por el tamiz del cine palomitero para adolescentes de la época).
En definitiva, una de las mejores adaptaciones para la pequeña pantalla de una obra de King, ¡con treinta años ya de antigüedad!